Limón y Pop tarts (Donatello TMNT x Oc)

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-signos vitales estables- dijo la madre de Maggie quien ahora estaba en la guarida

Después de que su hija la llamara, corrió por unos medicamentos que luego tendría que reponer, los sacó con la excusa de que su hija las necesitaba porque no había nadie más en su casa y solo ella podía ayudarla.

-respiración, normal- dijo Donnie -él antibiótico ya está en su torrente sanguíneo-

-el coagulante está haciendo efecto- sonrió -buen trabajo Donatello-

-gracias señora- sonrió -se recuperará pronto-

-así es, lento pero seguro, al menos la ayudaron a tiempo-

-aunque sea de los malos, ella no merece morir, lo que le hicieron hizo que su corazón se volviera algo duro- suspiró

-entiendo- miró a su hija a lo lejos -al menos Maggie sigue siendo la misma chica dulce y alocada de siempre-

-así es- sonrió

-tú has sido muy bueno con ella, lamento haberte golpeado con la escoba aquel día- rió levemente

-no se preocupe- rió -a mi hermano el padre de Erika le hizo una llave cuando supo que estaba embarazada-

-así es Quiang- rió también -siempre supe que ambas eran especiales-

-lo son- sonrió -¿Puedo pedirle algo?-

-adelante- sonrió -sales con mi hija desde hace mucho, así que ahora somos familia-

-bueno es que yo...- ahora la voz le temblaba un poco -quisiera... Bueno... Si usted me permite...- rascó su nuca

-¿Quieres mi bendición para casarte con Maggie?- sonrió

Donnie comenzó a sentir sus mejillas arder, sus anteojos empañarse y su garganta con un ligero nudo, asintió lentamente.

-adelante- sonrió -eres un gran chico, me alegro de que te encontrara-

-gracias- sonrió tímidamente

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Pasaron unos cuantos meses, los hermanos estaban al pendiente de la anfibia que estaba en la camilla de la enfermería.

Raphael para tranquilidad de todos, la esposó del tobillo a la camilla, ahí no podría huir a menos que quisiese arrastrar la camilla consigo.

-¿Por qué hay tanto llanto?- dijo Maggie entrando en la guarida

Había estado viviendo con su madre y hermano un tiempo para pasarla en familia, ahora iba y venía, solo de noche.

-lo siento- dijo Leo cansado y con unas leves ojeras que eran cubiertas ligeramente por su bandana

-luces horrible- rió levemente -¿Qué te pasó?-

-es complicado- suspiró, su charla se vio interrumpida por un fuerte llanto -ahí vamos otra vez...-

-¿Un bebé?- dijo la rubia al reconocer el sonido -¿Erika tuvo otro hijo?-

-no, es mía- dijo Leo levantando a la bebé del sillón quien lloraba con mucha fuerza

-¿Tuya?- miró a la blanca pequeña -¿Quién te embarazó?-

-no- rió -la encontré en un callejón, solamente cubierta con estas mantas, sobre unas bolsas de basura-

-¿Quién puede tener un corazón tan horrible?- se acercó a verla mejor -es muy bonita-

-no lo sé, pero ahora tiene una familia que la querrá siempre y vamos a protegerla- sonrió mientras la mecía levemente para calmarla