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Siempre he sido una mujer con principios propios e incluso conocía mi valor como mujer y persona, estuve siendo controlada por Bratt durante tanto tiempo que olvidé lo que era ser yo misma

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Siempre he sido una mujer con principios propios e incluso conocía mi valor como mujer y persona, estuve siendo controlada por Bratt durante tanto tiempo que olvidé lo que era ser yo misma.

Estuve con Christopher que me sacó de esa burbuja y sueño profundo del que me encontraba, me ayudó a sacar y relucir mis más profundos deseos.

Su intensidad me abrumaba pero me encanta lo que eramos o eso era hasta que comenzó a denigrarme y humillarme.

Mi más profundo ser orgulloso había salido en cuanto me corría de su oficina sin importarle como me sentía, con su dichoso papel de exclusividad cuando sabía que se follaba a media central.

Sus formas de darme celos y enloquecerme eran follar con cuanta se le ponga enfrente sin importar que lo encontrara así o no.

¿Dónde había quedado la Rachel que era cuando estaba sola?

Pasé por tanto y aún así me permití rebajarme y bajar la cabeza ante todo y todos. No puedo mirar mi reflejo en el espejo porque veo a alguien más y no a mi.

— ¡James! — Me sobresalto al escuchar a Parker gritar en mi oído.

Miro al frente lista para salir a bailar doy unos ligeros saltitos como si fuera a salir a boxear, esta misión es sin comunicación. Un enfrentamiento contra la Bratva es peor que con los Mascherano.

— ¡Su hermosa bailarina extra!

Mi entrada llega y respiro hondo poniendo mi mejor sonrisa, domino el baile a la perfección, mis caderas seducen a todos pero la que necesito ahora es la del Boss, me restriego con el tubo y al ver que dice algo en el oído de uno de sus guardias se que he obtenido mi primer victoria.

Termino el baile con éxito para meterme a los camerinos, de inmediato me aborda Nuria la dueña.

— ¡Muévete, al Boss no se le hace esperar!

Muerdo mi labio nerviosa y sacudo la cabeza lista para cualquier misión que se me imponga, soy una Diosa y nada me impedira hacer mi trabajo.

El camino se me hace eterno, mis piernas quieren temblar cuando las puertas son abiertas, tengo a Ilenko Romanov frente a mí.

Sentado en la cama con su camisa a medio abrir, su cabeza hacia atrás soltando el humo del puro que acababa de usar.

Una imagen exitante y exquisita.

— Eres muy valiente. — No me doy cuenta cuando ya está frente a mí.

Por una Misión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora