Había pasado poco más de dos meses después de tu ruptura con George Weasley.
Él te había pedido un tiempo, pues se sentía confundido. Creía sentirse más que atraído por Angelina Johnson.
Tú aún no habías podido entender el momento en el que ambos se volvieron tan cercanos, pero le agradecias a Merlín por la honestidad de George. Te había evitado sufrir una decepción amorosa más grande.
Y aunque habían quedado como amigos, seguías evitándolo lo más que podías. Cosa difícil pues compartían el mismo círculo de amistades. Por primera vez sentías que no encajabas cuando los gemelos Weasley estaban presentes, y aunque Fred siempre trataba de incluirte dentro de las pláticas y bromas, era más que obvio que la tensión era fuerte cuando George estaba presente.
Ese día no fue la excepción, mientras tus amigos y tú subían la gran escalera,Katie Bell, amiga de Angelina contaba a unas cuantas chicas de Gryffindor como George Weasley le había pedido oficialmente a Angelina ser su novia.
Tú no pudiste sentirte más fuera de lugar al sentir como todos tus amigos volteaban a verte, con miradas de lástima y sorpresa.
—No pasa nada chicos, de verdad.— Murmuraste mientras sujetabas un par de libros sobre tu regazo.
—Te creemos ______, sólo queremos asegurarnos que estarás bien.— Te dijo Lucinda, una de tus amigas más cercanas.
—Lo estaré.— Sonreíste nerviosa.— Bueno, tengo que irme porque tengo muchos pendientes que entregar, ¿puedo darte mis libros?.— Lucinda asintió y diste media vuelta para bajar las escaleras a paso veloz.
Mientras bajabas, caminaste con intención de dirigirte al lago. Era invierno, y seguramente tu lugar favorito estaría congelado. Con tanta cosa en tu cabeza no habías podido tomarte el tiempo para darte una vuelta e ir a verlo, te gustaba ver el paisaje con nieve y hielo. Te recordaba a tu casa, en Noruega. Era justo el momento en el que más te arrepentias de estar lejos, seguramente tu hermano Viktor ya estaba de vacaciones en casa, Durmstrang se caracterizaba entre muchas otras cosas por tener periodos escolares más cortos que Hogwarts.
Al llegar el paisaje estaba justo como recordabas, las montañas cubiertas de nieve, el viento helado, el lago se veía cristalino y sólo una pequeña parte que veías a lo lejos se encontraba congelado. Aún mantenias tu habilidad para resistir el frío y era muy notorio, no lograbas divisar a ninguna otra persona cerca, todos se refugiaban dentro de las cálidas paredes del castillo. Pero para ti, era una forma de sentirte más cerca de tu hogar, y recordar que así como las estaciones nada es permanente, y que un corazón roto iba a sanar.
Te quedaste lo suficiente para meditar lo que considerabas necesario y habías decidido tomar un tiempo para ti pues definitivamente no regresarías con tu exnovio, y aunque posiblemente lo seguías queriendo con la misma intensidad que antes de terminar, no pensabas quedarte como la chica abandonada que no puede superar una relación de dos años.
Caminaste rumbo a tu habitación, aún tenías luz. Al doblar por uno de los pasillos, viste a Ron Weasley y sus dos amigos, Hermione Granger y Harry Potter, los tres compartían algunos caramelos mientras charlaban en una jardinera. Habías platicado muy poco con ellos, Ron era un año menor que tú, y las pocas veces que habían interactuado se debía a tu presencia en la casa de los Weasley... Cuando aún salías con George.
Ron te caía bien, él admiraba a tu hermano, y al enterarse de su parentesco no dejaba de adular sus grandiosas habilidades para el Quidditch y de preguntarle a George la posibilidad de convertir a Viktor Krum en algún tipo de familiar cercano si te proponía matrimonio. Te reíste al recordarlo, pobre, seguramente estaría igual de decepcionado que tú. Avanzaste por los pasillos e hiciste contacto visual con el trío, sonreíste y seguiste tu camino.
