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Cuando Fourth abrió sus ojos, a su lado estaba la espalda desnuda de Gemimi.

Podría acostumbrarse a tener todas sus mañanas así, a pesar de que no era la primera.

Sonrió, de verdad que lo hacía feliz tenerlo a su lado, entonces lo abrazó.

Sin embargo, no pasó ni un minuto para que el otro se diera la vuelta, aún adormilado y con los ojos cerrados, pero no impidió que lo atrajera a él y lo rodeara con los brazos.

—¿Estás dormido? —susurró atrapado en el pecho del mayor.

Sintió como Gemini asintió, y el soltó una pequeña risita.

—Duerme lo que quieras, es fin de semana —como pudo acarició su cabello. —Creo que mamá, ya se fue o está por salir. Iré a ver, ¿ok?

Otro asentimiento.

Trató de safarse de los brazos del mayor, pero no obtuvo respuesta, y la fuerza que tenía Gemini era más comparada a la de Fourth.

A pesar de que Fourth fuera al gimnasio, su novio le pasaba en fuerza.

—Pero tienes que soltarme, Gem.

El pelinegro negó, abrazándolo entre sus fuertes brazos un poco más, hasta que sintió los golpes en el pecho.

—No quiero soltarte —hizo un puchero, aún con los ojos cerrados. Su voz sonó rasposa y profunda. —No quiero que te vayas y me dejes.

—No te voy a dejar, GemGem —rió. —Pero necesito ir a ver si mamá se fue.

Sólo segundos después, aquel pecho se separó de él, dejándolo libre.

Rápidamente se apartó, antes de que Gemini se arrepintiera y volviera a apresarlo.

Y en vez de su cuerpo, colocó una almohada, la cual al instante Gemini abrazó, volviendo a su sueño, haciendo reír a Fourth.

El pelicastaño se colocó la camisa de Gemini que había quedado tirada en el suelo del cuarto la noche anterior, sus pantalones y sus pantuflas.

Hizo el menor sonido posible para no molestarle el sueño de belleza a su novio, y salió de la habitación.

Bajó las escaleras en busca de su madre, todo estaba tranquilo, no había olor a café, ni tampoco ruidos.

Supuso que quizá podría seguir dormida, sin embargo encontró una nota pegada en el espejo del recibidor.

“No quise hacerles ruido porque supuse que estarían dormidos, pero seguro cuando leas esto voy a estar camino con las chicas.

Vuelvo por ahí del jueves, me dieron unas cortas vacaciones en el trabajo, así que estaré fuera más tiempo.
Cuídense mucho y no estés tanto tiempo solo.
Quizá Gemini se puede quedar contigo.
Te amo, cielo.

mamá.”

Volvió a dejar la nota donde estaba, suspirando.

Su madre acostumbraba a salir los fines de semana y regresar los lunes, justo a tiempo para poder despedirla de su hijo para ir a sus clases.

Ella le llamaba su "salida de su rutina diaria" y estaba más que bien, pues se iba con las amigas que tenía en la comunidad donde vivían.

Había invitado a Fourth un par de veces, pero luego de la primera vez, y ver que eran todas señoras, las cuales jalaron sus mejillas y no hubo momento donde no le dijeran que era adorable, no hubo una segunda.

Heaven | GeminifourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora