Destined [Christopher Morgan]

Cap 41

—Joder, todo es un caos—dice Reece del otro lado de la línea mientras Christopher y yo caminamos por la tienda en busca de cosas para Christian

—Lo sabemos, para nosotros es tan... extraño—me encojo de hombros mientras miro algunas prendas de ropa—. Vamos a darle tiempo, no queremos enfrentarlo a la familia y la prensa de golpe, cuando estemos listos haremos una cena y ustedes podrán verlo de nuevo.

No queremos que se agobie con tantas personas, así que poco a poco todos podrán verlo de nuevo sin causar un ataque de llanto.

—Estoy ansioso por ver a mi sobrino—sonríe y muevo la cámara para que vea a Christopher cargando a nuestro hijo mientras le muestra algunos peluches que lo hacen reír y chillar emocionado—. Joder, es lo más tierno que he visto en mi vida después de verlo cargando a Christian cuando nació

Si, desde que nuestro hijo nació, Christopher ha tenido ese instinto paternal que lo hace comportarse como si llevara años en esto. Pero sobretodo, es una jodida exquisitez verlo llevando un bebé.

—¿Verdad?—suspiro—, es como el sueño de toda mujer, con esa imagen sin duda quiero darle cinco hijos más—bromeo y él suelta una carcajada

—Pues puedo asegurarte que serán hijos preciosos, solo mira a ese pequeño—dice y fijo mis ojos en mi hijo—. Es la mezcla perfecta de ambos genes, tú lograste romper esa tradición de que los hijos siempre tuvieran más presentes los genes Morgan.

—Mis genes son fuertes, soy árabe—le recuerdo y asiente con expresión dudosa que me hace reír—. Ya sé, soy blanca y rubia de ojos grises, pero sigo teniendo facciones árabes, igual que Christopher con las rusas.

—Así es—asiente—. Ahora dime, ¿qué puedo regalarle? Tengo que regalarle algo cuando vaya a Londres.

—Lo que quieras, pero de preferencia juguetes—vuelvo la cámara a mi rostro y tomo dos conjuntos de ropa metiéndolos en el carrito—. Ahora, debo irme, te veo luego.

—Claro que si, adiós muñequito—se despide de Christopher que asiente sin dejar de mirar a Christian—. Y adiós pequeño...

—Oye—llamo la atención de Christian y señalo la pantalla—, adiós, di adiós—sacudo la mano como le enseñé y él me imita haciéndonos reír—. Adiós Reece, te queremos—le lanzo un beso

Cuelgo la llamada y guardo el celular en mi cartera antes de darles mi completa atención a los dos pares de ojos sobre mi.

—Le gustó este—me muestra el tigre de bengala blanco y sonrío—. Igual a ti, tu animal favorito.

Si, el tigre de bengala me parece uno de los animales más hermosos y majestuosos que he visto. Es un animal increíble de ver y me parecen fascinantes.

—Por supuesto que si, es mi hijo también—le quito el peluche y lo meto al carrito—. Aún nos faltan... asientos para los autos, carriola, cuna, un móvil, biberones...

—En conclusión—me interrumpe y río—. Nos falta mucho, así que sigamos mirando o estaremos aquí hasta medianoche.

—Mira, ahí hay carriolas—me adelanto para ver las carriolas y un encargado se acerca sonriendo con amabilidad—. ¿Cuál es el precio de esta?

—Cuatrocientas libras, pero tiene material muy resistente y se puede desarmar para ser una asiento para el auto—me explica mientras muestra los botones y seguros—. Puede tocarlo, es suave y no va a dañar la piel del bebé.

Toco la tela del fondo notando que es bastante acolchada y suave, por lo que asiento en aprobación antes de mirar a Christopher

—Nos la llevaremos, y seguiremos viendo algunas cosas mas—le dice y el encargado asiente encantado asegurándonos que la prepararán para la compra—. Ahora, en cuánto a la cuna... ya ordené una—me informa y levanto las cejas