IMAGINA a Rafe acostado a tu lado mientras estás todo extendido para él en la cama, te ha estado tocando durante casi una hora, constantemente metiendo tu semen dentro de ti después de cada liberación.
Eres un desastre, llorando y llorando mientras el abrumador placer consume todo tu cuerpo. Estás inerte contra la cama, rogándole que te dé un respiro. Te hace callar casi burlonamente, sus labios se mueven contra tu mejilla mientras observa de cerca tus reacciones.
"No puedo entender lo que estás diciendo a través de esas bonitas lágrimas, mamá". Él bombea sus dedos dentro de ti más rápido, su pulgar encuentra tu clítoris y frota el botón hinchado al mismo tiempo que sus embestidas, "¿Dijiste que querías más?" tus caderas se retuercen furiosamente, tus muslos se mueven para apretarse pero son incapaces de encontrar la fuerza para mantenerlos allí.
"oh, uh", dice rafe, "Tú sabes mejor que eso, bebé. Tomas lo que te doy, y no te quejas." él abre tus muslos una vez más, reanudando el ritmo rápido que se vio obligado a reducir la velocidad antes. "r- rafe. Por favor, por favor", lloras incoherentemente, tus manos ahora cubren tu rostro mientras sollozas en ellas. "Vamos, bebé. puedes darme uno más. se sentirá jodidamente bien cuando lo hagas" promete, aplicando más presión con el pulgar sobre tu clítoris." Solo una más. Empapa las sábanas como sé que puedes, princesa." Tus paredes revolotean una vez más con sus palabras, y sientes que la ola se acerca rápidamente a ti. Se te entrecorta la respiración, tus sollozos se detienen cuando sientes que tu orgasmo te golpea como un tren de carga.
"Ahí vamos, princesa. aquí vamos. déjalo salir todo", anima rafe mientras te corres ruidosamente, tus jugos brotan de ti, y rafe mantiene sus movimientos, permitiéndote aguantar el subidón el mayor tiempo posible.
"O-está bien. No más", jadeas, tratando de recuperar el control de tu respiración.
Pero rafe no escucha.
Él directamente te ignora, en lugar de acelerar sus acciones y sobreestimularte, la bobina en la parte inferior de tu vientre estaba ardiendo profusamente, tu coño adolorido por los movimientos bruscos de rafe y tu clítoris dolorido. Él enrosca sus dedos dentro de ti, acariciando tu punto dulce rápidamente, tus paredes exhaustas tiemblan y vuelves a caer por el precipicio. Con cada roze de sus dígitos, Rafe extrajo más y más de tus jugos de ti. Es interminable, y su deseo de que empapes las sábanas definitivamente se hace realidad. "Sigue adelante, nena. Joder, solo así. Mírate."
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