Jeon Jungkook, un estudiante de 17 años y heredero de una de las familias más ricas e influyentes de Busán, se encuentra irremediablemente enamorado de Katherine, su profesora de inglés cinco años mayor que él, con un noviazgo que parece estar hacie...
Las manecillas del reloj marcaban las cinco de la tarde y desde las ventanas del espacioso salón, los rayos del sol aún lograban colarse traviesos a través de las pesadas cortinas con las que sus nerviosos dedos jugueteaban mientras impaciente, aguardaba descubrir su silueta aproximándose por el sendero que conducía a la mansión.
Pero es que JungKook, primogénito de diecisiete años de la poderosa familia Jeon y estudiante de una de las escuelas más renombradas de Busán, no podía dejar de sentirse abrumado por la intensa mezcla de emoción y nerviosismo que aquella larga espera le estaba generando. Y es que hoy, luego de tanto tiempo, por fin estaría a solas con ella, compartiendo el mismo espacio y respirando el mismo aire.
Si, la tendría solo para él y la escucharía hablarle de verbos y conjugaciones mientras, cautivado por su belleza, fantasearía mil maneras de como robarle un beso y así, descubrir el sabor de aquellos labios que siempre lograban desequilibrarlo
Y cuando ella finalmente decidiera regalarle su mirada, solo encontraría consuelo perdiéndose en la profundidad de aquellos magníficos ojos color miel que tanto anhelaba que se fijaran en él, aunque con ello toda la serenidad que intentase mantener terminaría yendose realmente al carajo pero eso a decir verdad, era realmente lo que menos le importaba.
Porque es que en ese momento, aquel castaño con ojitos de bambi solo podía pensar en ella y en lo que haría cuando la tuviera al frente. Pero es que durante varios días, lo único en lo que ocupó su mente fue en plantearse miles de escenarios hipotéticos sobre como debería actuar cuando se encontraran. ¿Sería capaz de mantenerse entero a su lado o el tsunami de emociones que ella despertaba en él lo abrumarían por completo?.
Aún así, estar junto a ella era lo que más anhelaba, aunque unas cuantas lecciones extra de inglés a la semana fueran la única excusa que se le había ocurrido para esconder sus reales intenciones.
Sin embargo, aquellas pocas horas equivalían a una vida entera, porque en ese momento solo existirían ellos dos: Jeon Jungkook y Katherine Bennet, su maestra y su amor secreto.
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Y mientras esperaba ansiosamente su llegada, recordó aquel primer encuentro esa mañana de primavera hace un poco más de tres meses, cuando sin buscarlo el destino la puso en su camino.
Ese día, luego de que el último timbre marcara el final de la clase de ciencias, Jimin, su mejor amigo desde la infancia y compañero de escuela, un pelinegro varios centímetros más bajo que él —y es que el castaño para su edad era bastante alto— de mejillas algo regordetas, labios abultados y unos ojos tan expresivos pero pequeños que solían cerrarse por completo cuando sonreía demasiado, se acercó a él presuroso y empezó a imitar al viejo profesor Kim que siempre parecía estar hablando en un constante estado de letargo, lo que hizo que Jungkook estallara en una risa incontrolable.
