La maestra de inglés I JJK +18 Hetero

Lección 2. Collision II

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—¡Aishh, soy un imbecil!. Solo a mi se me ocurre salir corriendo y dejar mis cosas regadas— se reprochó a sí mismo mientras se frotaba la cara molesto.

Hasta hace unos instantes se sentía aliviado de no tener que toparse con la morena luego de aquella bochornosa situación. Sin embargo para su mala suerte —o quizás no tan mala— había olvidado que sus libros habían terminaron catapultados por todo el pasillo de la escuela y en su empeño por evitar prolongar su vergüenza, los había abandonado a su suerte.

Pero no, definitivamente no volvería. Estaba más que dispuesto a darlos por perdidos antes que enfrentarse nuevamente a la posibilidad de quedar como un completo tonto frente a ella, incluso si eso significaba lidiar con la ira de sus padres. Hasta ahora, eso había sido la peor experiencia que había tenido que enfrentar y, a pesar de todo, había sobrevivido.

¿Pero porqué tenía que importarle lo que esa chica pensara de él, si era la primera vez que la veía y muy por seguro, también la última en que sus caminos se cruzarían? Así que se dijo a sí mismo que no había nada de que preocuparse y lanzó aquellos pensamientos a un lado para concentrarse en lo que tenía planeado antes de tomar sus clases de canto.

No obstante, y a pesar de sus esfuerzos por concentrarse, durante toda la sesión su mente no pudo escapar al recuerdo de lo que sintió al verla a los ojos y tomar su mano. ¿Cómo era posible que una total desconocida lo hubiera desequilibrado de esa manera y siguiera ocupando sus pensamientos esa tarde?, se dijo mientras se dirigía al comedor para encontrarse con Jimin.

Al llegar, sintió la voz del pelinegro llamándolo desde una mesa algo alejada de la entrada y eso lo sacó de sus cavilaciones. Avanzó hacia él y se sentó al frente suyo mientras dejaba su mochila en el piso.

—¡Hola! Como te demorabas te pedí lo mismo que yo. ¿Está bien?— preguntó su amigo terminando de saborear un trozo de carne y disponiéndose a llevarse otro poco de arroz a la boca, mientras él asentía con la cabeza.

—¿Y qué pasó?

—¿Sobre qué?

—¡Ay no te hagas! desde cuando te dedicas a chocar con la gente en el pasillo— respondió Jimin sin poder contener la risa.

—¡Aisssh, callate!... Y deja de reirte así que te veo la comida hasta el esófago— Respondió el castaño incómodo ante la pregunta —¡Mierda! Ya sabía que el chisme iba a regarse como polvora por toda la escuela. ¡Voy a ser el hazmereir de la escuela por semanas!— agregó entre molesto y avergonzado.

—Tranquilo amigo— trató de animarlo el que tenía al frente —Alguna vez te tenía que tocar— agregó intentando reprimir la risa.

—Culpa mía por andar distraido— admitió y suspiró —pero lo superaré. Mientras tanto procuraré no hacerme notar para que lo olviden lo más pronto posible.

 Y empezó a comer frente a la curiosa mirada del más bajo, quien no pudo resistir la tentación de seguir interrogando a su amigo.

—Dicen que es joven y guapa.

—¿Quién?— inquirió el más alto, mostrándose confundido.