Golpes en el coche

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Puedes mirar hacia los lados, puedes mirar hacia abajo, pero pase lo que pase, no mires hacia arriba, a ella no le gusta que le descubran.

Una familia, compuesta por dos pequeños y sus padres, viajaban por carretera hacia hacia el pueblo de sus abuelos cuando el coche se les averió. Los padres salieron a buscar ayuda y, para que los niños no se aburrieran, les dejaron con la radio encendida. Cayó la noche y los padres seguían sin volver cuando escucharon una inquietante noticia en la radio: un asesino muy peligroso se había escapado de un centro penitenciario cercano al pueblo de sus abuelos y pedían que se extremaran las precauciones.

Las horas pasaban y los padres de los niños no regresaban. De pronto, empezaron a escuchar golpes sobre sus cabezas. "Poc, poc, poc". Los golpes, que parecían provenir de algo que golpeaba la parte de arriba del coche, eran cada vez más rápidos y más fuertes. "POC, POC, POC". Luego se comenzaron a oír arañazos, como si un cuchillo estuviese arañando el techo del coche. Los niños, aterrados, no pudieron resistir más: abrieron la puerta y huyeron a toda prisa.

Solo el mayor de los niños se atrevió a girar la cabeza para mirar qué provocaba los golpes. No debería haberlo hecho: sobre el coche había un hombre de gran tamaño, que golpeaba la parte superior del vehículo con algo que tenía en las manos: eran las cabezas de sus padres, una de ellas clavada en un gancho que tenía por mano.

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