El sillón del Diablo.

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A veces el mundo de los vivos se mezcla con el de los muertos.

Esta historia de terror está basada en hechos reales. Se remonta al siglo XVI. En el año 1550, un estudiante portugués llamado Andrés de Proaza empezó a demostrar un gran talento en las clases de anatomía que se impartían en la Universidad de Valladolid. A pesar de tener solo 22 años, también llamó la atención de sus maestros por los conocimientos que poseía.

Durante el curso desapareció un niño de 9 años de edad, que fue visto por última vez cerca de la casa del estudiante. Algunos de sus vecinos denunciaron haber escuchado llantos y gritos, por lo que las autoridades entraron en la vivienda.
En el sótano encontraron al niño descuartizado, además de restos de animales y una gran cantidad de material médico. Andrés de Proaza confesó el crimen y explicó que poseía un sillón que le permitía contactar con el diablo y, a través de él, obtenía una mayor sabiduría médica.

Según comentó, el sillón había sido un regalo de un nigromante. Además, advirtió de que solo los médicos podían sentarse en él, pues cualquier otra persona moriría a los 3 días. El estudiante murió en la horca y el sillón fue guardado en un almacén de la Universidad de Valladolid.

Años después, dos hombres murieron tras haber tomado asiento en el llamado Sillón del Diablo y su leyenda fue cobrando fuerza. En la actualidad, el sillón está expuesto en el Museo Provincial de Valladolid y se mantiene la prohibición de sentarse en él.

 En la actualidad, el sillón está expuesto en el Museo Provincial de Valladolid y se mantiene la prohibición de sentarse en él

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El sillón del Diablo.

El sillón del Diablo se expone en el Museo Provincial de Valladolid. Está prohibido sentarse en él.
El sillón está un tanto camuflado y con una cinta roja que disuade a los visitantes de cometer el error de sentarse en él.

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