Yo acababa de acabar con una relación de un año porque me di cuenta de que ya no era yo misma y lo conseguí gracias al apoyo de mis amigos y amigas, a los cuales estoy muy agradecida.
El novio de mi mejor amiga iba a celebrar una fiesta yo estaba invitada.
Yo me arreglé bastante, pero no tenía intención de buscar ningún novio para mí. Desde que acabó mi anterior relación ya no quería saber más de amores.
Entonces, al llegar a la fiesta, escuché una hermosa e improvisada melodía de un piano sanando en el jardín.
Al acercarme, vi que, en el centro de un gran círculo formado por la gente, estaba el pianista, un hombre alto, moreno con su pelo negro y su perilla y unas gafas de sol.
Averigüé más tarde que ese era Iván, un amigo del novio de su amiga y que era ciego.
Me detuve en hablar con el, y le encantó sus modales, su humor y su risa contagiosa.
Y, al irme. Tuve la tremendísima necesidad de un reencuentro.
Al volvernos a ver, el me leyó la cara por primera vez, y yo, le robé un beso de sus desvergonzados labios.
Al principio, él se sentía algo incomodo porque yo era como su guía, pero, al fin, nuestro amor floreció más fuerte y nuestro fruto fue Miriam, nuestra hija.
Sinceramente, doy gracias a la vida por haberle conocido y haberle tendido la mano...Y los labios...
ESTÁS LEYENDO
Cuentos de un minuto
Short StoryColección de relatos cortos fantásticos y no tan fantásticos para leer en una tarde nublada con un té y pastas o en una noche oscura entre las sábanas.