𝟕

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Había pasado una semana desde aquella declaración.

Los 2 chicos estaban en el sitio de siempre, Cellbit sentado debajo del árbol leyendo un libro, mientras que Roier escalaba aquel gran árbol.

— ¿Que libro lees? — Preguntó Roier. El chico se agarró con las piernas a una gran rama y dejó caer su cuerpo, quedando enganchado y boca abajo.

Harry potter. — Contestó.

Mmm... Yo prefiero los cómics de Spiderman, son mucho mejores.

Cellbit miró a su novio, le dio un besito en los labios y siguió leyendo su libro. Roier se sonrojó, quedando embobado, cosa que hizo que cayera al suelo. Cellbit se rio de el, para luego ayudarle.

¿Estás bien, guapito? — Preguntó Cellbit, aguantándose la risa.

— No. — Contestó, algo enfadado.

— ¿Sabías que te ves muy lindo cuando te enojas? — Dijo, dándole a Roier un beso en la frente.

Roier se sonrojó un poco, igualmente le ignoró y se apartó un poco de el. Cellbit estuvo un rato insistiendo que lo perdonara, pero no había manera.

Lo siento por reírme, guapito, no era mi intención. — Decía Cellbit, llevaba un rato disculpándose, pero no había respuesta del contrario.

Te perdono si vienes hoy a cenar con mi familia y conmigo. — Cellbit se quedó impresionado por le propuesta ¿conocer a sus suegros? ¿No es demasiado pronto?

¿Hoy?Preguntó.

— ¡Claro! Ellos están deseando conocerte.

— ¿Y si no les caigo bien al final?

— Claro que les vas a caer bien, te lo aseguro, gatinho.

— Está bien...

Roier se emocionó y se levantó rápidamente.

¡Pues vamos! — Cellbit también se levantó y se dirigieron hasta la casa del castaño.

¡Mis padres son muy majos, seguro te caen bien! Y mi hermana es algo hiperactiva, pero muy graciosa. — Roier estuvo todo el camino contándole a Cellbit todo sobre su familia. El del mechón blanco estaba muy nervioso, quería dar buena impresión a sus suegros, pero tenía miedo de caerles mal o decir algo que no debería en la cena. Sin darse cuenta, ya habían llegado a la casa de Roier. Era una casa de 2 pisos, su pintura era blanca, un blanco algo apagado.

Cuendo entraron, una niña de más o menos la edad de el hermano de Cellbit, vino corriendo a abrazar a Roier.

¡Roier! — Gritó la pequeña, mientras le daba un gran abrazo al castaño.

¡Leo! — Gritó Roier. La pequeña niña se separó del abrazo por unos segundos para mirar con atención al otro chico que estaba con Roier. — Ah si, Leo, este es Cellbit, mi novio. Cellbit, esta es mi hermana pequeña Leonarda, pero la gusta más que la llamemos Leo.

Cellbit extendió la mano para dar un apretón de manos en forma de saludo, pero la niña fue directamente a abrazarlo.

¡Un placer conocerte! Mi hermano no para de hablar de ti. — Exclamó Leo.

El placer es mío. — Dijo Cellbit, sorprendido por el repentino abrazo.

Bueno, ¿dónde están nuestros padres? — Preguntó Roier a su hermana.

En la cocina, aún no terminaron de preparar la cena, cuando les dijiste que ibas a invitar a cenar a Cellbit, quisieron hacer un montón de comida. — Contestó la menor. Cellbit se sorprendió, pensaba que la propuesta de cenar en su casa la había pensado en el último momento, pero al parecer, ya lo tenía todo planeado.

Leo guió a los  2 chicos a la cocina, obviamente Roier ya sabía donde era, pero a la pequeña niña le hacía ilusión llevarlos. Cuando llegaron ahí, los padres de Roier sonrieron bastante al ver al chico del cual tanto hablaba su hijo.

— ¡Cellbit! Un placer conocerte — Dijo uno de ellos, el cual resaltaba que tenía los ojos de un color morado brillante, nunca había visto unos ojos así.

— Cellbit, estos son mis padres, Vegetta y Foolish. — Cellbit se había imaginado de manera totalmente distinta a sus padres, ellos eran bastante guapos, ahora entendía porque Roier era tan apuesto.

— Encantado. — Dijo el de mechón blanco. Intentaba ocultar su nerviosismo, pero le era casi imposible.

Nos alegramos mucho de por fin verte, teníamos muchas ganas. — Dijo Foolish —. Preparamos bastante comida, espero no habernos pasado.

Los padres de Roier habían hecho un pollo entero, patatas fritas y algún otro aperitivo. Cellbit estaba impresionado de la gran cantidad de comida, parecía como si estuvieran en navidad.

Podéis ir tomando asiento, ya casi acabamos de preparar la cena. — Dijo Vegetta. Leo corrió a la mesa antes que todos, no quería que nadie la quitara el sitio. Obligó a Cellbit a sentarse a su lado, quería contarle un montón de cosas. Roier se sentó frente a Cellbit, mientras miraba con algo de odio a su hermana. Pocos minutos después, la comida ya estaba lista, y los 2 adultos comenzaron a servir a todos. Todo estaba buenísimo, aunque Vegetta y Foolish le hicieron todo un interrogatorio a Cellbit. Fue una noche bastante agradable, Cellbit mataría por tener unos padres como los de Roier, eran increíblemente amables y se preocupaban demasiado por sus hijos.

Todos terminaron de cenar, había sobrado un poco de pollo, pero ya lo usarían para alguna otra comida. Eran casi las 12 de la noche, el de mechón ya tenía que volver a casa, aunque no quisiera.

Todos fueron a la puerta principal de la casa para despedirse de Cellbit.

Te podemos acompañar si quieres, es demasiado tarde, no quiero que te pierdas o te pase algo, hay mucho delincuente por aquí. — Dijo Vegetta al chico, preocupado.

— Muchas gracias por su preocupación, pero puedo volver solo, he ido por el bosque en la madrugada, para mi esto no es nada. — Contestó Cellbit —. Y gracias por recibirme tan bien.

— Ya eres de la familia, es lo menos que podemos hacer. — Dijo Foolish.

— Hasta mañana, gatinho. — Roier abrazó a su novio.

— Adiós, guapito. — Cellbit le devolvió el abrazo.

Se separaron, abrió la puerta y se marchó. Fue una cena increíble, estaba tan feliz de haber podido llevarse tan bien con la familia de Roier. Ojalá también poder presentarle a sus padres a Roier, pero sabe que si lo hiciera solo se enfadarían y lo alejarían de el. Odiaba tener unos padres así, pero no le podía hacer nada.

Llegó a su casa silenciosamente, se tumbó en su cama y se durmió al segundo. Y como no, soñó con su precioso novio.

El bosque encantado // Guapoduo ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora