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Hace miles de años atrás todas las razas vivían en una falsa armonía, esperando el mínimo error para desatar una guerra, la cual termino por suceder al tener conocimiento de como una diosa acabo con la vida de un demonio sin razón aparente.
Una rama perteneciente a la raza de las diosas quiso evitar esta guerra a toda costa y lograr el que era su motivo de existir, mantener la paz y el equilibrio entre todas las razas.
Estos seres eran conocidos como generales supremos, siendo que al estar todos en un mismo nivel de poder eran liderados por la misma diosa suprema estando así un peldaño por encima de los arcángeles, ya que estos respondían órdenes y tareas directas de la diosa mayor a diferencia de los demás.
La apariencia de estos seres celestiales era maravillosa a la vista de todos, grandes y afelpadas alas que, a diferencia de sus familiares, las diosas, solo eran dos, pero estaban acompañadas de un precioso brillo dorado que las hacia resaltar aún más, en su cabeza flotaba una hermosa aureola y su vestir consistía en vestidos de un blanco pulcro y pequeñas sandalias del mismo color, sus ojos se caracterizaban por todos tenerlos de color fucsia oscuro y brilloso.
Este deseo de paz no fue del agrado de su líder, pero al no ser familia directa de las diosas no tenia mayor peso sobre ellos que no fuera el respeto que le tenían, por lo cual intento convencerlos de que los demonios y demás razas eran solo pestes que estorbaban en el paraíso que planeaban formar, fallando así en su cometido.
La que mayormente hablaba por los demás era una general conocida como Yasu, esto sucedía porque en su mayoría los generales no acostumbraban a quedarse callados y no protestar a lo cual normalmente contestaban de manera agresiva o dominante, cosa que no pasaba con Yasu ya que esta se mantenía calmada en todo momento por lo cual ella se encargaba de representar a los generales en las reuniones que se hacía cada cierto tiempo.
No es como si esto a los demás generales les incomodara o molestara, ellos consideraban a Yasu la mejor candidata para discutir temas con la ya mencionada suprema.
Esta rama era conocida por nunca participar en disputas o mini guerras que se formaban cada tanto tiempo, lamentablemente por el egoísmo de la diosa suprema esta raza no pudo presenciar su tan ansiada paz.
Poco a poco los generales fueron percatándose de como la suprema buscaba manera de poder manejarlos a su antojo, si de alguna forma lo lograba serian por así decirlo casi imparables.
En un intento de que esto no sucediera y rechazando en su totalidad ser participes de algo tan atroz a sus ojos, se mudaron lejos del campo que compartían con las diosas.
Logrando así vivir en tranquilidad durante unos largos años.
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