Capítulo 4

461 61 9
                                    

Al día siguiente Noah se despertó como todos los días, pero ese no era un día normal y corriente, ese era el día en el que su vida iba a cambiar para siempre. Se levantó como pudo al sentir que todo a su alrededor daba vueltas y un dolor por todo su cuerpo apareció. Intentaba restarle importancia, tal vez era la resaca, ¿verdad?

Como pudo se puso el uniforme, pero algo había cambiado, ya no le servía. La camisa manga larga le quedaba pequeña en los brazos, el chaleco rojo era más pequeño de lo normal y su falda gris ahora estaba más corta que antes.

Fue corriendo al baño a ver si era una imaginación o si de verdad estaba pasando. Al verse casi se desmaya, era unos centímetros más alta, también sus caderas habían ensanchado y por alguna extraña razón su cintura estaba un poquito más pequeña. No era que se quejara de su cuerpo, de hecho tenía muy buena confianza.

Noah asustada, salió del baño corriendo, pero algo le jaló del brazo y le impidió seguir corriendo. Al darse la vuelta vió que su mano estaba pegada al pomo de la puerta, y que por mucho que intentaba despegarse no podía. La castaña estaba aterrada, y unos escenarios muy dramáticos cruzaron por su mente, como que tendría que vivir toda la vida en esa puerta o que le tendrían que cortar la mano. En ese punto sentía que se iba a morir ahí, así que jaló su mano con todas sus fuerzas sin esperar que se llevaría la puerta por delante.

—Noah, ¿estás bien?— grita papá detrás de la puerta.

—Sí, estoy bien, tranquilo— digo buscando una solución a todo esto.

—No suenas bien, voy a entrar— habla casi abriendo la puerta, pero una telaraña había cerrado, la puerta de golpe —¿Noah?

—¡Papá me estoy cambiando!— invento de excusa —Ahora voy al comedor a desayunar— digo rogando para que se vaya.

Sé que papá no me creyó pero para evitar discusiones me dejó en paz. No sabía cómo había logrado tirar una telaraña y también arrancar una puerta (que ya solté sin darme cuenta) Pero sin darme cuenta giré la cabeza para mirar el póster que tenía colgado en la pared.

O Dios mío, soy el nuevo Spider-Man.

Minutos después me obligué a salir de la habitación para que mi padre no se preocupara de más.

Ya sentada en la mesa papá no tardó en cuestionarme y hacerme un interrogatorio de lo que ya sabía.

—Sé que ayer saliste Elizabeth— si me llamaba por mi segundo nombre significaba que las cosas iban a salir mal —Y no tuviste la decencia de llamar para saber si estabas bien o pedir permiso.

—Pero papá, yo- — me cortó sin poder hablar.

—También sé que volviste con una chica y un coche desconocido te trajo de vuelta a casa.

Dios, ¿cómo podía saber siempre todo? Parece que tiene una cámara oculta en todas partes.

—Y también sé que fuiste a un bar lleno de borrachos— me mira mal —Ahora explícame, ¿en qué coño pensabas?

—Lynn me invitó a ir porque dijo que un grupo tocaba ahí, al principio no quería ir, pero luego me lo pasé bien. Bailé, me reí y ahora estoy mucho más unida a Mía, Leo y Lynn, hasta hice una amiga nueva, creo— hablo muy rápido —Puede que no haya sido la mejor idea del mundo, pero no estabas en casa y sabía que estabas muy ocupado para llamarte. Pero al final me integré y me llevo bien con mis nuevos amigos, y ¿eso no era lo qué tu querías?

Papá sabía que tenía razón, desde lo de mamá, la mudanza y Sarah, la esposa de papá, no tenía muchos amigos. Él solo quería verme feliz, solo se enfada porque no le avisé, y pudo haberme pasado algo.

Spider-Woman: Un nuevo corazón | Gwen Stacy x oc femeninoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora