Blaire miraba como volaban las mariposas en el jardín de su madre, era época de primavera por lo que los árboles estaban cubiertos de hojas verdes, las flores enseñaban sus maravillosos y sorprendentes colores y las mariposas, las avejitas y los colibríes volaban alrededor de ella.
Blaire las miraba y sonreía imaginando que ella era una más de esas mariposas, cerró sus ojos y una sonrisa de felicidad se formó en su rostro, adoraba imaginar que era cualquier cosa en el mundo, menos lo que era en realidad. Una chica tonta a la que nadie quería. Al menos a las mariposas las personas las amaban, no sólo por su belleza, sino por lo que representaban en la época de primavera.
En su caso, nadie la amaba. Nadie la había visto nunca como una de esas mariposas que volaban a su alrededor y se posaban de vez en cuando en su cabello. Nadie nunca, pese a su extraordinaria belleza la había mirado con amor y admiración.
Un suspiro se escapo de ella. Sabía que todos hablaban a sus espaldas de lo tonta que era, de lo extraño que hablaba, de su tonta manera de soñar cosas que jamás sucederían, recordar los susurros de las demás chicas cuando era una adolescente, le dolía.
Aún recordaba la primera vez que se acercó a un par de chicas en modo amigable, y estas la habían ignorado monumentalmente diciéndole que era una chica rara y se habían burlado de su voz aguda. No es que su voz fuese fea, de hecho su voz era como la de una niña, una niña caprichosa que siempre conseguía lo que quería, y sino hacia berrinche. O así la veían los demás, porque ella jamás en su vida había tenido la oportunidad de hacer berrinche, o de llorar en frente de sus padres. Jamás había mostrado ningún sentimiento de debilidad ante ellos, porque no les gustaba.
Aún así, era soñadora y todo lo veía positivo, otro defecto que los demás odiaban de ella, pues ser positiva al parecer, era ser tonta. Ser amable, para los demás era signo de intentar caer bien como una arrastrada. Sonreír todo el tiempo, era signo de hipocresía, a los demás nada de lo que ella hiciera les gustaba. Incluso si respondía algo en clases se reían, porque para los demás las cosas que ella decía y pensaba no tenían sentido.
Quien se le acercaba, al día siguiente la terminaba ignorando, pues nadie quería ser amigo de la tonta princesa sin cerebro. Ese era el apodo que le habían puesto, y con el que finalmente se había graduado hace dos años atrás, cuando había cumplido recién los dieciocho, cabe mencionar, que en todo ese tiempo no logró hacer ninguna amistad. Por lo que actualmente era una chica solitaria que seguía viviendo con sus padres.
Pues su condición no le permitía trabajar, se había acostumbrado tanto a ser ignorada por las personas, y a hablar sólo cuando era estrictamente necesario, que incluso en los lugares a los que se presentó para trabajar la rechazaron.
Y en los que la quisieron contratar, los dueños eran demasiado cariñosos con ella, intentaban tocarla más de lo que ella estaba acostumbrada, y no sabía si aquello era normal o no. Sólo no volvió más a aquellos lugares.
Su mente a veces iba a ese pasado que tuvo y rápidamente ella intentaba volver a su presente, pues no le gustaba recordar cosas malas que mareaban su mente.
Siguió concentrada en las mariposas. Estas parecían entender sus pensamientos pues se posaban en su rostros como si quisieran darle consuelo a esos tristes momentos que tuvo.
Y es que las mariposas eran seres tan frágiles a la vista de los humanos, pero la fortaleza que tenían las llevaban en sus bellas y coloridas alas, al menos eso es lo que ella pensaba y por eso se sentía identificada y las amaba por lo comprensivas que eran con ella.
Muchos decían que el mundo de Blaire era tan pequeño, que la única capaz de caber ahí era ella. Quizás tenían razón, porque tener a alguien a su lado la fastidiada, no le gustaba ser tocada, y mucho menos le gustaban los ruidos a su alrededor, le gustaba el silencio, la paz que podía sentir cuando todo estaba en silencio era extraordinaria.
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INTENCIONES OCULTAS
De TodoBlaire Thomson es una chica rubia. Una chica rubia que cumple el estereotipo de rubia tonta o al menos eso le decían sus compañeros de curso desde que era pequeña. Su belleza es inigualable pero su inteligencia es muy reducida y su voz un tanto chil...