Érase una vez, en un reino muy lejano, un príncipe se vio obligado a elegir un alfa para casarse y compartir el trono.
Pero algo no sale según el plan...
- 𝓝𝓸 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓸 𝓶𝓪𝓻𝓬𝓪𝓻𝓽𝓮 𝔂 𝓱𝓾𝓲𝓻 𝓬𝓸𝓷𝓽𝓲𝓰𝓸, 𝓷𝓸 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓮𝓼 𝓼𝓮𝓻 𝓶𝓲 �...
Un palacio es sinónimo de lujo, riqueza, poder y automáticamente de felicidad.
Cualquiera con riqueza sería feliz.
Pero no el joven heredero al trono.
Ya habían pasado 3 años desde que Jungkook se había ido y no había recibido ningún tipo de noticias del joven alfa.
Siempre se sentia triste y solo. Nunca habia hecho amigos sinceros, quienes lo rodeaban lo hacían solo por conveniencia.
Con la edad se había convertido en un príncipe muy hermoso y todos querían conquistarlo, tenía todo lo que se buscaba en un omega. Además a los 19 años había desarrollado aún más su olor a fresa-vainilla que volvía loco a cualquiera.
Estaba constantemente rodeado de alfas que no lo dejaban en paz, absolutamente querían que él fuera su omega; algunos solo porque pretendían ser el nuevo rey, y otros porque se sentían atraídos por su físico.
Algunos de ellos tenían olores demasiado fuertes que a veces le mareaban y se veía obligado a alejarse.
-¿Cómo fueron las lecciones, cachorro?- le preguntó su padre omega mientras le sirvió la cena a su hijo.
-Como siempre.- contestó sentándose a la mesa observando la comida sin tocarla.
-Come o se enfriará.- Seokjin le dijo y Taehyung pruebe la comida en la punta de la cuchara, con poca gana.
-¿Todavía nada de Jungkook?- Seokjin negó con la cabeza.
-Tu padre se negó a enviar a alguien al Reino del Este para ver al menos si estaba bien.- se sentó con la cabeza hacia abajo.
-Lo extraño mucho papá.- dijo bajando la cuchara y dejando caer una lágrima en la sopa.
-Cariño...- el rey omega se levantó y se acercó a su hijo abrazandolo.
-¡Ya han pasado 3 años! ¡Prometió que volvería pronto!- sollozó Taehyung abrazando a su padre de vuelta aún sentado.
-¿Recuerdas cuando estabas pequeños?- acaricia la cabeza de Taehyung, emitiendo feromonas para calmarlo. -Tenías como 6 y 7 años y él tenía que ir a hacer un mandado con su padre y llorabas porque no querías que se fuera.- continuó Seokjin.
-Si, me acuerdo.- dijo sacandose las lagrimas.
-Te prometió que si dejabas de llorar volvería con un regalo. Cuando volvió te regaló una flor muy grande y ahí dijo feliz...-
-..."Kookie siempre regresa a TaeTae."- continuó el principe mirando a su padre.
-Si.- sonrió el rey. -Pronto volverá a su TaeTae.-
-Gracias Papá.- Seokjin asientó con la cabeza. -Ahora necesitas comer.-
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-¡Jeon!- el joven alfa estaba practicando lanzando puñetazos a enormes sacos de harina.
-Mingyu. ¿Qué pasa?- dijo y dejó de golpear la bolsa y evitó que se balanceara.