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—MingRui —una enfermera entró a la habitación— ¿Estas listo? —el joven de ojos negros, cuyo nombre fue mencionado, asintió con solemnidad—

Ese día, le raparían el cabello; al menos, el chullo que llevaba puesto le ayudaría a ocultar su calva.

— Te verás igual de bien que siempre —La enfermera le dio ánimos mientras él se quitaba su preciado gorro y lo colocaba cuidadosamente al lado de la cama. Luego, a paso lento, se sentó en la única silla de la habitación, que ahora se convertiría en testigo de su nuevo corte—

MingRui agarró el único espejo que había en su cuarto y se miró en él. Hacía cuanto tiempo no se veía en el espejo, quizás meses o años.

— ¿Listo? —preguntó la enfermera acercándose con una pequeña máquina para raparle—

— Listo —respondió él sin soltar el espejo. La máquina empezó a pasar por su cabeza y MingRui la observaba con seriedad reflejada en el espejo, sin mostrar una sonrisa en ningún momento—



— Ayer, en la mañana, pasé por tu habitación y te encontré durmiendo hasta las nueve —El chico de gorro azul giró su cabeza para encontrarse con el mismo chico que siempre venía a buscarlo, y le dedicó una pequeña sonrisa—

— Buenas tardes para ti también, ShuYang —respondió con una sonrisa pícara, lo que hizo que los ojos cafés de ShuYang se iluminaran aún más— ¿Quieres algo? —preguntó señalando la máquina de dulces cercana—

Ren tragó saliva e hizo una mueca incómoda.

Había dejado de comer dulces hace tiempo.

— Ven, no te preocupes por el dinero, tengo mucho ahorrado —insistió MingRui, pero la mente de ShuYang estaba hecha un caos en ese momento; no quería rechazarlo—

— ShuYang —Escuchó, mientras dejaba de mirar el suelo para encontrarse con la mirada fija e intensa del dé gorro azul— Es un tonto dulce

resonaron las palabras de MingRui en su cabeza. ShuYang sintió su corazón estrujarse y sus órganos internos del tronco revólverse; ni él mismo sabía por qué, pero parecía que las palabras de MingRui eran exactamente lo que deseaba escuchar en lo más profundo de su ser.

— Unas gomitas no estarían mal —propuso MingRui, esbozando una ligera sonrisa mientras introducía el dinero en la máquina—

ShuYang no lo sabía, pero desde que MingRui había llegado, este último sonreía más a menudo.

Cayendo una bolsita de dicha golosina, Gou se inclinó a recogerlas, tomó de sus extremos y aplicó un poco de fuerza, con mucho cuidado, para lograr abrirla; yá con las gomitas expuestas a la vista de ambos adolescentes, el gorro azul fué el primero en tomar un par y dirigirlas a su boca, mientras que el amante del café, observó detenidamente el contenido.

"Un tonto dulce" Las palabras de MingRui volvían a estar presentes en su mente, el tonto dulce, ¿qué mal podría hacerle, si lo disfrutará junto a Ming?

Una sonrisa un poco segura se formó en su hombro y se atrevió a tomar un par.



El cuarto del hospital en el que se encuentra ShuYang está sumido en una penumbra tenue, apenas iluminado por una lámpara tenue que arroja destellos de luz muy débiles difusa a las cosas más cercanas de la mesita de luz. El silencio abrumador del lugar es solo roto por el suave zumbido de los equipos médicos que trabajan en la distancia.

ShuYang, con su cálido pijama de conejito, yace en la cama intentando conciliar el sueño después de un largo, pero aburrido día. Su cansancio es evidente en la suavidad con la que se acomoda en la cama, tratando de encontrar la posición más cómoda para su cuerpo maltratado.

𝗪𝗛𝗔𝗧 𝗧𝗛𝗘 𝗙𝗫𝗖𝗞 - MG.SYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora