𝐃𝐨 𝐲𝐨𝐮 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐦𝐞...?

6

Llegamos a mi casa, abrí la puerta y le dije que se acomodará en la mesa. Mientras subí a mi habitación a cambiarme.

Me cambié y bajé.

–¿Te gusta la pizza?.- espeté mientras buscaba una tarjeta de alguna pizzeria entre una pila de papeles.

–Si, de hecho, es mi comida favorita.-dijo emocionado.

–¡Genial! Pedí una pizza para almorzar.

Me senté en la mesa mientras esperábamos a que llegará la pizza. El silencio era tan incómodo entre los dos, así que decidí sacar algún tema de conversación.

–Y... ¿cómo estás?

–Bien, ¿y tú?

–Bien, aunque algo cansada.-contesté.

–¿Por qué?

–Porque soy nueva en la escuela, me mudé hace menos de un mes, sigo acostumbrándose y cosas así.

–Oh, entiendo. Debe ser abrumador.-dijó mostrando algo de interés.

–Si. Tengo un hermano y eso lo hace algo más difícil, pero nada imposible.-mascullé para reír. ¿Desde cuando hablar con el había sido tan agradable?

–Te ves linda riendo.

Mi cara cambió a una expresión de confusión.

–Espera, primero me molestas y, ¿luego me halagas? no te entiendo.

El solo me ignoró mientras veía su celular.

De pronto sonó el timbre de la puerta. Me paré para abrirle la puerta al repartidor de pizza.

Recogí y pagué la pizza, la llevé a la mesa y me senté.

–Bien, comamos.

Luego de almorzar limpiamos la mesa, y sacamos nuestros útiles escolares.

(...)

–¡Terminamos! No fue tan difícil.

–Por fin. Bueno, recogeré mis cosas y me iré, ¿okey?- dijó mientras se paraba guardando sus cosas.

–Si. Bueno, avísame cuando llegues a tu casa, ¿Si?

–No hace falta, puedo cuidarme solo.

–Por favor, hazlo.-dijé haciéndolo sonar como una especie de súplica.

–Esta bien, pero solo porque tú me lo pides.

Se despidió y salió por la puerta. Me sorprendió el silencio que había quedado después de que el se fuera.

(...)

Estaba acostada en mi cama viendo la televisión, hasta que me llega una llamada. Agarre mi teléfono y contesté, era Emma, mi mejor amiga.

–¡Hola, Sarah! ¿Quieres ir a una fiesta este fin de semana?

–Hola Emma, esta bien, necesito salir un poco.- dijé para después reirme.

–¡Genial! Te paso a buscar el viernes a las 21:00, ¿ok?

–Si, ¡Nos vemos!

–¡Bye bye! Te quiero.- espetó para luego cortar.

(...)

Los días pasaron más rápido de lo que esperaba, y cuando menos me di cuenta ya era viernes. Eran las 19:30, me levante para comenzar a prepararme.

Me puse un vestido negro engomado y unos tacones plateados. Hice ondas en mi pelo, me delinee, arquee y puse rimel en mis pestañas, y un poco de labial rojo vino.