Aunque Izuku quería quedarse y ver posibles viviendas en San Francisco, de pronto ya no se sentía con ánimos. La despedida con Sora y hablar con su ex marido fue más de lo que pudo soportar.
Izuku se despidió de su hijo. Volvió al hotel, hizo sus maletas y regresó a casa.
Su enorme casa resultaba casi siniestra ahora que Sora no estaba.
Los siguientes meses Izuku trató de distraerse con lo que sea, trató de dedicarse a pintar, tejer, coleccionar algo, pero no tenía paciencia para ninguna de las dos cosas, sus pensamientos siempre se dirigían nuevamente a su hijo y su ex esposo. Seguía sin dar esas cenas de antes, sólo hablaba con algunos amigos por teléfono, y cada fin de semana su hijo le llamaba sin falta para contarle lo maravilloso que era la universidad, hizo muchos amigos y sus clases eran todo un desafío, justo lo que quería.
Así pasaron los meses, con el tiempo Uraraka empezó a insistirle cada vez más que empezara ya a salir con otros hombres. El pecoso evitaba a toda costa esos temas, de hecho evitaba cualquier situación social incómoda. Desafortunadamente eso no podría durar, pronto llegó el mes de diciembre, el mes más social de todos. No podría evitar las cenas de noche buena, navidad, año nuevo... No podría escapar de eso.
Y Aizawa también lo sabía.
-¿Ya le han invitado a alguna cena de navidad?
-Si, me han invitado, pero dijie que no.
-¿Porqué? Necesitas salir y volver a interactuar con tus amigos, con tu comunidad.
-No quiero que nadie me mire con lástima ni que me mencionen el divorcio, o el típico discurso de "cómo lamento tu situación".
-Te tendrán mucha más lástima si te convertes en un hermitaño. Al menos sólo una fiesta, inténtelo. Pero si está taaan mal. Bueno, quizá sí sea momento de hablar de medicamentos.
Izuku hizo un mohín como niño pequeño, esa era una línea que no quería cruzar a menos que fuera en serio necesario, de verdad no quería ser un omega amargado encerrado en su casa por el resto de su vida.
-Está bien, una fiesta, sólo una y ya.
Esa noche Izuku le llamó a Uraraka para confirmarle su asistenta a su cena de navidad que sería el próximo sábado.
Aunque al principio fue bastente dificil, después fue mejor de lo que creyó pues Izuku decidió ir de compras. Compró un conjunto de ropa nueva, unos accesorios y otras cosas más como un auto-regalo de navidad. Esa semana Izuku se mimó más que nunca, casi se sintió otra vez como un omega hermoso, joven y seguro de sí. Esperaba que al concederse tantos caprichos lo preparara emocionalmente para su primera navidad como un omega divorciado.
La noche de la fiesta, mientras Izuku se arreglaba, se sintió feliz y algo emocionado por ver a sus amigos. Se puso un pantalón negro formal, una camisa de algodón de manga larga y encima un suéter blanco crema tejido muy abrigador, las últimas semanas había nevado con frecuencia. Para finalizar se puso un abrigo rojo y unas botas negras que ayudarían a caminar sobre la capa de nieve.
Al salir de su casa se dio cuenta de que su auto estaba cubierto por una gruesa capa de nieve. Pensó en pedirle a un vecino que le ayudara, pero de inmediato descartó la idea, tenía que acostumbrarse a hacer más cosas por sí mismo. Izuku tardó casi veinte minutos en quitar la nieve del parabrisas y los espejos.
Llegó tarde a la fiesta, por suerte no fue el único en llegar tarde por el clima. Para el omega fue notorio casi al instante que en toda la reunión él era el único soltero, los demás venían con sus cónyuges. Al menos él los conocía a todos y tuvieron la consideración de no mencionar a Shoto.
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Omega divorciado
FanfictionIzuku Midoriya es un Omega de 40 años de edad que podría describir su vida con una sola palabra: Perfecta. Tenía un apuesto alfa con el cual se había casado muy joven y tuvieron un hijo. Sin embargo, éste estaba a punto de irse a la universidad en...