CAPÍTULO 11:

42 3 3
                                    

Por un segundo quiero desconocer por completo al hombre que está sentado frente mío

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por un segundo quiero desconocer por completo al hombre que está sentado frente mío. No sé cómo debo sentirme ahora, el momento me agobia, tanto que quiero llorar y quiero correr fuera de aquí. Eijiro aun detrás mío, retira la lágrima que corre de mi mejilla, seguido me abraza y mi cuerpo no duda ni un segundo en formar ese puchero tan degollador que hace soltar el resto de lágrimas. El pecho duele.

El golpe de realidad pegó como si fuese una tontada absurda, algo tan irreal que incluso procesarlo es como si fuese una broma, y me molesta, absolutamente. Haciendo que el pecho vuelva a doler.

—¡No lo hice para dañarte! Estoy aquí para aclarar las cosas. Lo hice por ti, por nosotros. No buscaría hacerte daño de este modo, soy quien está ahí para protegerte, créeme, por favor...

¿Así se siente la traición de quién pensabas querer?

—Kacchan, no llores. Te lo pido, yo...

—¡ESA NO ERA LA MALDITA FORMA!

Eijiro me ayuda a no caer ante la agresión de movimiento. Ante tantas lágrimas no puedo ver a Izuku.

—Esta no era la forma —repito—, me traicionaste.

Una foto parece no ser nada del otro mundo, podría pasar como algo cualquiera, no se envió a nadie más que a Eijiro, pero no puede ser tomado a la ligera, no cuando me exponen de forma lujuriosa y lasciva. En varias, no sólo una, en varías fotos poso consumida en placer junto a él, en distintas posiciones reverentes, chupando un pene con ansias y con cara de golfa experimentada, incluso se me ve el goce extremo ante un orgasmo.

Y eso, lo único que hace es hacerme sentir una sucia ninfómana.

—Tú no tenías que mostrarme así a Eijiro.

Ahora soy yo quien se acoge a los brazos de Eijiro, y él me recibe bien, sin decir palabra alguna. Al girarme siento unos brazos que me rodean con presión... las de Izuku

—Traicione tu confianza. Lamento haberte hecho este daño, no merezco menos que me golpees o me denigres de la peor forma, estás en tu derecho, pero créeme que no lo hice bajo ningún mal.

—Considero que debería retirarse.

—Lo hare, sólo si Katsuki me lo pide.

(...)

—Toma —dice Izuku entregándome una botella de agua fría que trajo del pequeño supermercado donde se estacionó, igual me da una bolsa de plástico—. Segun dijo la chica del área de farmacia: con una píldora el dolor de cabeza se irá.

Son las dos y media de la mañana. Y no llevo menos de dos horas llorando por lo ocurrido en el departamento.

Decidí que Izuku se fuera, pero algo en mí hizo que terminará en su auto llorando por dos horas, con él manejando sin rumbo alguno. Se necesita un verdadero contacto al corazón, para que te vulnere, tal y como a mí me sucedió. Y de otro modo es justa esa fragilidad la que te hace valiente, incluso si estas muriendo de terror, como yo persiguiendo a Izuku incluso sin realmente tener razones.

MUJER  /ᴰᴱᴷᵁᴮᴬᴷᵁᶠᴱᴹ/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora