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Siempre le había gustado la vista que Jenna tenía desde su departamento. No eran más que edificios y una avenida concurrida, pero las alturas le encantaban y ver todo desde un séptimo piso era fascinante.

Todo parecía tan pequeño.

El lugar se le hacía conocido y agradable. Había estado en ese departamento incontable cantidad de veces e incluso la había ido a visitar cuando apenas lo había adquirido y estaba todo repleto de cajas por la mudanza.

— ¿Recuerdas el día de la mudanza? —preguntó dejando de ver por la ventana para mirarla a ella.

Jenna estaba concentrada en picar los vegetales.

— Si, el caos interminable de una mudanza —dijo suspirando—, creo que me llevó como un año dejar todo en perfecto orden.

— Es cierto, nada más tedioso que mudarse.

— Creo que no lo haré en un largo tiempo.

— Yo no me iría de aquí nunca, tienes la mejor vista.

— ¿Extrañas vivir en departamento?

— Un poco, en realidad extraño mi departamento, viví tantos años ahí que me sentí fatal al dejarlo, pero quería una casa, ya sabes, para aspirar a formar una familia.

— ¿Vas a seguir viviendo en esa casa?

— Si, es bonita, al menos le daré uso unos años.

Jenna asintió mientras seguía concentrada en la cocina.

— ¿Qué hay de ti? —continuó hablando—. ¿Te gusta estar en un departamento?

— La verdad sí, no es tan espacioso, pero no necesito demasiado estando sola.

— ¿Y estás saliendo con alguien? —preguntó de pronto invadido por la curiosidad—. Hemos hablado solo de mi desde que volví.

— Bueno, es que la verdad tu vida parece mucho más interesante.

— Trágica más bien.

— Si, pero anécdotas no te faltan.

Nikolai sonrió, notando que no le había respondido si estaba saliendo con alguien. Lo que claramente aumentó su curiosidad.

Tal vez no le estaba diciendo porque no quería que supiera.

— No estoy saliendo con nadie —agregó ella—. Así que eso comprueba que mi vida es bastante aburrida.

— ¿Solo has trabajado estos meses?

— Si, bueno, he salido o hablado con algún que otro hombre, pero nada concreto —explicó—. No llaman mi atención del todo y los que me llaman la atención no se interesan en ni —dijo riendo.

— Entonces alguien te interesa.

Jenna volvió a reír.

— Yo no dije eso.

— Que evasiva señorita Varlay, además no me estás mirando a los ojos.

— No uses tus súper poderes de abogado para evaluarme —bromeó Jenna.

— Te salvas por ahora —la molestó.

— ¿Y tú? —preguntó levantando la vista hacia él—. ¿Qué hay de Tinder?

Nikolai sonrió por el contraataque.

— No lo descargué y no pienso hacerlo.

— ¿Sigues pensando en Emily?

— Vaya, vaya, ahora la abogada me interroga a mí.

— Lo siento, tal vez estuvo fuera de lugar.

— No, no, tú y yo podemos hablar de lo que sea, ya sabes —dijo sonriendo—. La verdad no he vuelto a verla ni a escribirle, la bloquee de todas partes porque no quería seguir rogándole una explicación.

Ahora o nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora