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Soy un astrónomo que encontró su estrella y no puede dejar de mirarla.

Camila's Pov.

Habían transcurrido algunos días desde que mi ricitos de oro, Gustav, me dio su número; cada que miraba ese papel me ponía realmente nerviosa a tales puntos que tiraba el celular… pero creo que si dejo pasar mucho tiempo perderá el interés en mí. Con ayuda de mi tía y Hanna por fin, en un día tranquilo decidí llamarlo, estaba demasiado nerviosa y ansiosa por escuchar su voz. Me derretía recordando su dulce sonrisa.

Gustav's Pov.

Ya habían pasado varios días desde que le di mi número y aun no me llamaba, ¿tal vez era igual de tímida que yo? O solamente había perdido el interés… mi cabeza estaba por explotar y Tom se aprovechaba para molestarme mientras Georg buscaba darme esperanzas.

– Hey, ¿aún sigue sin llamarte tu princesita? – preguntó Tom mientras dabas vueltas en su silla.

Estábamos en pleno ensayo y se me notaba lo angustiado que estaba porque era la tercera pausa por culpa mía.

– Oye déjalo, a ti te llaman todos los días y tu no contestas. A diferencia de ti, Gus si le pidió el numero a su chica. No como tú que te arrepentiste al último segundo. – dijo Georg mientras le tiraba una bola de papel a la cabeza y no era el único que opinaba lo mismo ya que Bill lo apoyaba.

– Hasta yo te animé por primera vez, pero te acobardaste. – dijo Bill sonriendo en forma burlesca mientras Tom giraba ofendido para no vernos.

Justo en ese momento mi teléfono comenzó a sonar lo que rápidamente me hizo levantar al igual que Georg quien me movía de los hombros con bastante emoción.

– Oye ya déjame quieto, no podré contestar si me estás moviendo como si fuera un muñeco de trapo. – dije tomando mi teléfono rápidamente, respiré profundamente y conteste.

– ¿Hola?, soy Gustav… ¿con quién hablo? – dije prestando atención al otro lado de la llamada pasando saliva por mi garganta.

– ¡Hallo Gustav!, soy Camila. La chica que le diste el número hace unos días. – dijo ella, extrañaba su acento, era realmente adorable.

– Si si, te recuerdo. De hecho, quería hablar contigo lo más antes posible… oye… estamos en un ensayo la banda y yo. Podríamos hablar después, ¿Qué te parece si nos reunimos más tarde?... – dije algo nervioso ya que sentía que iba muy rápido pero no podía dejar a la banda sola en pleno ensayo para hablar con ella.

– Con gusto, sé de una cafetería de la ciudad que te podría gustar. Te mando por mensaje el nombre, tu solo di la hora y estaré sin falta. – dijo ella bastante segura a lo cual no pude evitar sonreír.

– Está bien, ya mismo te agrego a mis contactos. Espero tu mensaje… - dije para luego de despedirme colgar.

Hasta Bill se puso de pie para sacudirme de la emoción junto con Georg, nunca me había lanzado tan enserio con una chica y esto los animaba.

– Como crecen de rápido… ¡estoy orgulloso de ti gus!, ya casi terminamos el ensayo para correr a casa y ayudarte a arreglarte; serás un completo galán – dijo Bill con una sonrisa a lo cual lo miré confundido.

– Pero si soy mayor que tu… - Dije mientras lo miraba y el solo revolvió mi cabello.

– Eso no importa, siéntate y terminemos el ensayo. – dijo Bill mientras volvía a su lugar tomando su micrófono mientras me dedicaba una sonrisa.

Camila's Pov.

No puede ser, tengo una cita… una cita con Gustav. Tengo que correr para ver que ropa me pongo, me levanté abriendo mi closet casi que sacando todo.

– Tiaa, ¡tengo una cita! – grité desde mi habitación para que supiera que era una emergencia porque para escoger que ropa ponerme en este tipo de situaciones era complejo.

– ¡Ya llegué!, dime que tu cita es con el baterista ese. – dijo mi tía llegando también con parte de su ropa entre sus manos y veía mi ropa encima de la cama.

–Si, y solo tengo ropa normal, pijamas y mi camiseta del nacional… - dije mirándola con un puchero, hace rato no tenía una cita y quería ir lo más presentable posible sin parecer salida de un basurero.

– Dios… Camila eso pasa por escoger comodidad siempre al comprar ropa - dijo mi tía sacándome de mi habitación a jalones y aun con su ropa entre sus manos.Al llegar a su habitación tiró la ropa que tenía en sus brazos a la cama y fue a abrir su closet.

– Tienes que ir como diva digna de alfombra roja pero que no parezcas desesperada, ¿entendido? – dijo mi tía mirando varios conjuntos y sacó 3, me mandó a medírmelos para ver cómo me quedaban y luego de un rato escogimos uno.

– Casi que no, este me gusta bastante la verdad… debo ir a arreglarme, no quiero hacer que Gustav salga demasiado tarde. Tuvo ensayo hoy con la banda. – dije para después agradecer a mi tía con un abrazo y correr a mi habitación a terminar de organizarme y antes de dar los últimos retoques le mandé un mensaje a Gustav con la dirección del lugar y la hora.

𝑼𝒏𝒂 𝒃𝒂𝒒𝒖𝒆𝒕𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒖𝒏 𝒉𝒊𝒍𝒐 𝒓𝒐𝒋𝒐 - Gustav Schäfer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora