Tras 5 minutos de espera, sale, y nos presentamos oficialmente.
- Soy Abby, y tengo hambre. - digo sonriendo, a la vez que le tiendo la mano.
- Encantado Abby, yo soy Jake, tu masajista de confianza y también tu guía de esta ciudad, si me dejas claro.- me contesta a la vez que me agarra la mano y le da un beso a mis nudillos. Asiento con una risa saliendo de mi boca y comenzamos a caminar por la ciudad.
Hemos ido a ver tiendas, paseado por toda la ciudad, comido pizzas y helado... básicamente todo lo que me encanta hacer cuando visito cualquier lugar. Hemos hablado de todo, de su historia, de mi historia, de tonterías y de sueños. Hay algo diferente en este tío, y no es solo que esta como un tren y es guapísimo, o que tiene pinta de que folla genial; es algo más.Estamos caminando por un callejón vacío, con el suelo empedrado y tiendas pequeñas cerradas, él con mis tacones en la mano, y yo con su chaqueta en los hombros, cuando de repente suena un golpe.
Por impulso me acerco a Jake.
- ¡Joder! Que susto- digo cuando veo que un gato se va corriendo. Mi espalda está chocando contra su pecho y su polla contra mi culo.
- Perdón- digo cuando me giro. Estamos mirándonos cara a cara, a apenas unos centímetros. Puedo oler su colonia y siento su respiración, primero agitada y luego va calmándose. Me fijo en sus bonitos ojos verdes y en sus pecas esparcidas por la nariz y los mofletes. Voy bajando hacia sus labios, rosados y carnosos, y me entran unas ganas inmensas de besarlo. Pero antes de poder pensarlo, se lanza a mis labios. Le sigo el beso.Suelta mis tacones, agarrándome de la cintura con una mano, acercándome más, y con la otra en mi nuca. Es un beso apasionado, pero lento. Voy subiendo mis manos hasta su pelo, donde lo revuelvo, lentamente. No dura mucho este beso lento, porque me acerca aun más contra él, y me mete la lengua casi hasta mi garganta. Respondo a este gesto mordiéndole el labio y enredando mi lengua con la suya, a la vez que cuelo mis manos por su camisa, tocando su espalda caliente y fuerte. Me subo a el como un mono, mis piernas alrededor suya, y Jake sujetándome por el culo. Nos chocamos contra un muro, donde me aprieta más fuerte aún contra él. Seguimos besándonos durante un rato, hasta que comienzo a desabrocharle los botones de la camisa. Se separa de mis labios con una sonrisa en los suyos.
-¿No querías hacerlo bien? Pues vamos a hacerlo bien y seguimos en mi casa, ¿quieres? - me susurra en la oreja, haciendo que mi piel se erice.
- Podemos intentarlo pero no creo que vaya a aguantar mucho sin besarte.
Se ríe, y vamos hacia su casa, parándonos por todas las esquinas para besarnos y mordernos.