Estoy de camino a mi masaje. Ya he llegado al spa donde me alojo y tengo un masaje de cuerpo ENTERO reservado.
Llamo a la puerta y me responde una voz diciendo:
- Adelante -. Entro y me encuentro a una chica morena.
- Hola! Tenía un masaje de cuerpo entero a las 19.30
- Si, claro! Debe de ser con Gabriel, tienes suerte, es uno de los mejores.
Me dirige hacia una sala con un aroma maravilloso, con velas y música de fondo.
- Véte desvistiéndote, ahora viene Gabriel.
Como ella dice, me desvisto y quedo tan solo en mi ropa interior negra de lencería, con un tanga. Mientras espero, observo la habitación, y me fijo que hay unas gominolas; obviamente voy a por unas, y como no, se me caen. Me agacho a recogerlas y cuando me levanto, me choco contra alguien.
- Perdón, no te había visto -. El chico me saca por lo menos una cabeza, tiene el pelo castaño claro y me mira fijamente, es muy guapo.
- No pasa nada. Soy Gabriel.
- Abby.- Me mira de arriba a abajo y recuerdo que estoy en ropa interior.
- Bueno, cuando quieras empezamos. - Asiento.
- Túmbate en la cama boca abajo, por favor.- Me coloca una toalla tapándome el culo.
-Comenzaré poniéndote un aceite corporal por todo el cuerpo.
Abre el bote de aceite y se pone en las manos. Empieza a frotarme la espalda, bajando por las lumbares, muy lentamente. De repente me baja la toalla y frota por los cachetes del culo, a este movimiento yo respondo apretándolos.
- Relájate para un mayor disfrute. - Me dice, con una voz calmada.
Va bajando por los muslos, hacia los gemelos y acaba en los pies; vuelve a subir y se desvía hacia muslos los interiores, frota con movimientos circulares, peligrosamente cerca de mi tanga. Se me pone la piel de gallina.