- Me duele el coxis- le susurro.
- De acuerdo, veré lo que puedo hacer.- Comienza a frotarme por encima de la tira del tanga, pero para. Así que decido bajarme el tanga un poco.
- ¿Te ayudo?
- Si.- Y tira de mi tanga hacia abajo, hasta dejarlo por mis tobillos y continua frotándome el coxis. Pero no lo está haciendo donde yo quiero.
- Me toca ayudarte -. Le digo, y a continuación le agarro la mano y le indico dónde está mi "dolor"; en el clitoris.
- Es aquí donde "me duele" , hazme aquí el masaje.- Hace lo que le digo y comienza a apretar. Me humedezco rápidamente, y como le tengo a mi lado, decido estirar mi brazo y bajarle la cremallera del pantalón y agarrarle la polla, la tiene muy dura y caliente. No se lo espera, ya que aprieta de más mi clitoris, cosa que me hace jadear. Luego saca la lengua y sube desde mi culo hasta mi espalda, donde acaba desabrochando mi sujetador.
- Date la vuelta, necesito continuar tu masaje.- me dice, pero no pierde tiempo y me da la vuelta en un movimiento muy suave y con cuidado, agarrándome por las caderas.
Me deja sin aliento cuando comienza a masajearme las tetas, este tío si que sabe, y luego pasa a hacer lo mismo con mis pezones, los cuales están muy rígidos. Me está mirando a los ojos, pero al contrario que en los otros, a Gabriel no le brillan los ojos de lujuria, es distinto al resto, hay algo que me atrae, no solo sexualmente. (porque el tío está muy bueno)
Entonces me siento en la camilla y acerco mis manos a su pantalón, y con cuidado le guardo la polla dentro de sus calzoncillos, y le abrocho el pantalón. Me mira con cara de extrañado, pero después me sonríe, joder, esa sonrisa me derrite por dentro.
- Eres diferente - le digo -no quiero hacer las cosas mal contigo.
- Me parece un buen trato, así que si quieres, te doy un masaje de verdad, y nos vamos a tomar algo.
- Vale.- digo a la vez que me abrocho el sujetador y el me sube el tanga.