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"¿De vuelta a la... Normalidad?"

 Normalidad?"

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Un erizo de púas largas y plateadas observo a la chica en frente de el.

Si hubiera una definición, sería la de elegancia innata.

La gata tenía su melena violeta atada en una cola alta de color rojo, cada vez que acercaba tasa de café a su boca, soplaba levemente apartando el vapor ligeramente. Sus movimientos elegantes y refinados, hacían parecer que la cafetería de tres estrellas, fuera un lujoso restaurante.

Blaze the Cat.

Todos lo que la veían, literalmente inclinaban la cabeza al sentir su mirada felina.

No era la típica chica popular sensual que tenía a los chicos babeando por ella. Aunque era bonita, era conocida por ser la estudiante perfecta, educada y refinada con notas perfectas.

¿Quién diría que la niña violenta de 8 años crecería para volverse la princesa perfecta?.

Silver recordó su infancia, debido a su interés por las cosas sobrenaturales, todos lo tildaban de raro y no tenía ningún amigo.

Excepto Blaze, ella era la hija de una familia rica. Era una niña con un temperamento rebelde y animado.

"— ¿Acaso importa lo que opinen los demás? Solo has lo que te gusta y ya—."

Esa niña vivaz y alegre, ahora era solo recuerdos.

— ¿Cómo has estado?—.

— Bien— Silver no pudo articular otra palabra, ¿Le preguntaba cómo estaba después de haberlo ignorado?.

— ¿Está bien la tía Ebony?—.

— Si, ella ha estado bien—.

Silver encontró extraño que Blaze hablara de su tía, Ebony.

— Ya veo— con esas últimas palabras, un silencio reino entre los dos. Silver no sabía cómo romper la incomoda atmósfera— ¿Te relacionas con un zorro llamado Miles?—.

— ¿Eh?, Si, el es uno de mis amigos—.

— Sonara extraño lo que te voy a decir... Pero debes dejar de hablar con él— Silver ya estaba confundido cuando Blaze le pregunto por Tails, incluso cuando mencionó las últimas palabras pensó que había escuchado mal.

¿No podía hablar con Tails? ¿Porque?.

— ¿Qué? ¿Porque dices eso? ¿Conoces a Tails?—.

— No—.

— ¿Entonces porque me dices que no me junte con él? ¿En primer lugar porque tendría que escucharte? — el erizo estaba enojado, no entendía porque después de haberlo ignorado, venía a darle ordenes.

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