➥ Donde la universitaria Yoo Jeongyeon conoce a una amable surfista en uno de sus viajes escolares.
. . . . 「𓆉 」. . . .
ADVERTENCIA: Esta historia contiene temas fuertes; si eres una persona sensible te recomiendo NO leerla, a menos que quieras su...
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Otro día más, de nuevo, se encontraban limpiando.
Ya es costumbre encontrar a Jeongyeon así, es como una rutina.
El día de hoy, nuestra protagonista estaba un poco preocupada, pues no había visto a su amiga en todo la mañana.
Pensó que tal vez no había salido de su casa, lo que le preocupó más, ¿y si estaba enferma?
...
Pasaban las horas, ya eran las dos de la tarde y todavía no había señales de vida por parte de Jihyo, la última vez que se había conectado a WhatsApp era el día anterior en la noche.
Jeongyeon la llamó múltiples veces pero no contestó, decidió ir a su casa.
Tocó la puerta.
—¡Soy yo, Jeongyeon!—Gritó. La puerta se abrió; era Jihyo.—¡Dios, me preocupaste!, pensé que te había pasado algo.—Exclamó.
—Perdón, es que no tuve tiempo de salir hoy. Pasa si quieres.
—Está bien... gracias.—Jeongyeon entró a la casa, cerrando la puerta detrás suyo.
Lo primero que vió fue la estufa encendida con una olla en el fuego, verdura cortada y unas cajas de pastillas en la mesa.
—¿Estás sola?—Preguntó Jeongyeon.
—Sí, mi hermano está trabajando.—Habló Jihyo, encendiendo la televisión.
—¿Vives solo con tu hermano o también con tus padres?—Jihyo se quedó callada.—Mierda, dije algo que no debía de decir, ¿cierto?—Pensó la rubia.
—Yo... no sé nada de ellos. Desde que tengo memoria he vivido con mi hermano y con mis tías, aunque ellas fallecieron hace un tiempo.—Contestó Jihyo.
—Perdón si eso te puso triste, yo no sabía...
—No te preocupes, no pasa nada. Si fuera tú también hubiera preguntado por mis padres.
Jeongyeon tenía curiosidad por preguntar de qué eran las medicinas, pero decidió no hacerlo.
—¿Qué cocinas?
—Sundubu-jjigae, ¿quieres un poco?
—Oh, no, gracias. Estoy bien.
—De acuerdo.—Jihyo sonrió.
Jeongyeon le devolvió la sonrisa.
—Ya casi termino, puedes ir a mi habitación si quieres.
—Ehh... está bien.—Jeongyeon se dió la vuelta y entró al cuarto de la chica.—¿Puedo tomar un libro?—Preguntó.
—Claro, solamente ten cuidado de no maltratarlo.
—Bien, gracias.—Se acercó a la estantería y tomó un libro.
