➥ Donde la universitaria Yoo Jeongyeon conoce a una amable surfista en uno de sus viajes escolares.
. . . . 「𓆉 」. . . .
ADVERTENCIA: Esta historia contiene temas fuertes; si eres una persona sensible te recomiendo NO leerla, a menos que quieras su...
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Jihyo estaba sentada en su escritorio. Eran las ocho de la mañana y su hermano estaba a punto de irse.
La menor se había levantado temprano para elaborar algo que quería darle a Jeongyeon, además de levantarse para hacerle el desayuno a Jungkook.
—Y... ya está.—Dijo, orgullosa de sí misma.
Había estado trabajando en un collar; sí, así es, ella lo había hecho. Eso era algo que la ponía feliz, haciendo que su corazoncito saltara de emoción, no podía esperar para entregárselo a la mayor.
—¡Jihyo!, ¡ya me voy!—Gritó Jungkook desde la cocina.
—¡Ya voy!—Gritó la chica, guardando el collar en su bolsillo.
Salió de su habitación y le entregó una bolsa a su hermano.
—Se te olvida la merienda.
—Ah, sí. Gracias, Hyo.
La pelinegra sonrió y cerró la puerta cuando el chico salió. Soltó un suspiro.
—¿Jeonyeon ya se habrá despertado?—Se preguntó.
Tomó un baño y se cambió, después, salió de la casa.
...
Fue directamente a la playa, pues al estar recogiendo, probablemente estaría ahí.
Jihyo entre cerró los ojos, buscando a su amiga en la lejanía. Después de unos minutos, la encontró.
No se acercaría corriendo porque probablemente la asustaría.
Apenas iba a dar un paso cuando vió a Lisa llegar corriendo. Por obvias razones, no escuchó lo que decían, pero si vió.
Notó como la rubia sacaba un collar de una cajita que la castaña le había entregado.
Era una cadenita junto con una piedra. La pelinegra bajó la mirada y lo que antes veía como un regalo decente, se había transformado en un mísero cordón con una estúpida concha de mar.
No pudo evitar sentirse triste, los latidos de su corazón empezaron volverse más lentos, pero no lo suficiente como para hacerla sentir mal. Suspiró.
—Está bien, me lo quedaré yo entonces...—Dijo, guardandolo de nuevo en su pantalón.
Levantó la mirada y vió a la rubia saludandola desde lejos. No iba a ir con ella, pero no quería que pensara que estaba molesta.
—Hola, Jihyo.—Habló la mayor.
—Hola.—Sonrió.
Lisa las miró a ambas.
—Bueno... yo ya me voy, adiós.—Se dió la vuelta y se fue.
Jeongyeon suspiró.
—¿Qué haces despierta tan temprano?... bueno, son las ocho, pero tú me entiendes.
