Joong se encogió ante la áspera sensación de los vaqueros que se deslizaban contra sus piernas desnudas. La aspereza de éstos era difícil de soportar. ¿Cómo lo conseguían los humanos?
El hombre, Teddy, le había prestado una camisa blanca y unos vaqueros. Pero el tejido de ambas prendas picaba y era duro. Las ropas que usaba Joong no tenían peso o costura alguna. Al menos ninguna que pudiera sentir, y en sueños... bueno desde que él era considerado un Eróticos Skotos, raras veces llevaba ropa, ya que éstas se interponían en el camino de otras sensaciones más agradables.
Después de subir la cremallera de sus vaqueros, alcanzó la tiesa camisa blanca al mismo tiempo que la puerta se abría de golpe. Hizo una pausa al ver a Dank de pie bajo la estrecha entrada, el cual se parecía muchísimo a un cachorro al que lo había cogido un diluvio. Sus shorts de color caqui caían hasta sus rodillas. Llevaba una holgada camiseta blanca que lo hacía parecer algo carente de forma. O al menos así sería si no estuviese mojado. Como lo estaba, eso dejaba muy poco de su exuberante cuerpo a su imaginación.
En este reino, Dunk ocultaba cada indicación de las curvas que poseía.
Pero su cara era la misma. Aquellos ojos inteligentes, agudos y claros, de forma almendrada que tocaban el mundo a su alrededor. Las ligeras pecas espolvoreadas sobre el puente de su nariz. Y sus labios...
Había pasado noches enteras besando esos lujuriosos labios. Observándolos danzar sobre su piel cuando lo lamía y mordisqueaba hasta que ambos estaban cegados de éxtasis.
El recuerdo de ello, junto con la visión de sus pezones fruncidos, apretados contra su camiseta, hizo que todo su cuerpo se quemase con el hambre.
—¿Cómo es que conoces mi nombre? — Exigió Dunk en un tono enfadado que estaba rebajado con una nota de aprensión.
Joong vaciló cuando sintió su temor. Tendría que proceder con cuidado si esperaba conseguir lo que quería de él. No sabía demasiado acerca del mundo humano, pero sabía por los sueños que anfitriones asustados no dejaban que los tocase. Así que siendo lógico, ellos también eran asustadizos en este reino. Si lo quería en su cama, tendría que ganarse su confianza.
—Tú me lo dijiste—. Eso no era una mentira. La noche en que se habían conocido mientras estaban bañados en chocolate, Dunk se lo había dado.
—No. No lo hice. Nadie me llama Dank. Nadie.
—¿Cómo te llaman entonces?
—Dunk.
—Entonces eres Dunk.
—Sí, pero eso no explica cómo es que sabías mi nombre cuando yo no lo he dicho.
—Quizás sea Psíquico—. Había intentado hacer una broma, pero por la mirada en la cara de él, podría asegurar que no lo había encontrado divertido.
—No creo en Psíquicos.
—¿Entonces como explicas esto?
Dunk entrecerró los ojos. Joong estaba jugando con él y no lo apreciaba en lo más mínimo.
—¿Te conozco? ¿Nos hemos encontrado?
Él vaciló antes de responder.
—No hay necesitad de que me tengas miedo, Dank. Nosotros nos conocimos antes. Hace años, cuando estabas dando una conferencia en Vanderbilt.
Dunk frunció el ceño cuando recordó el evento claramente. Esa había sido su primera conferencia en público... Había estado increíblemente nervioso. Tanto que había tropezado al dirigirse hacia el podio, tirando sus páginas y notas delante de todos, y después pasó diez minutos, la cara roja, mientras se afanaba en juntarlos otra vez.
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11 JoongDunk
FanfictionMi novio intercambio mi alma para poder ser humano. »Resumen adentro.