Capítulo 07

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Dunk se sentó en el coche, contemplando sus permisos como si fuese el mítico Santo Grial que se había materializado misteriosamente en sus rodillas mientras que George lo ignoraba educadamente. No sabía que estaba reteniendo a los hombres. Quizás Joong había encontrado alguna otra persona a la que molestar..

Ese bizarro pensamiento accionó una extraña punzada de celos, lo cual realmente carecía de sentido. En ese momento, pagaría encantado a cualquiera que le sacara a Joong de las manos.

—¿George?

Se encontró con la mirada de él por el espejo retrovisor.

—¿Sí señor?

—¿Cuánto tiempo hace que trabaja para Pond?

—Bastante tiempo, señor. Bastante tiempo.

Tío, ¿No era él la fuente de toda información? Antes de que pudiera continuar preguntando los chicos finalmente dejaron el edificio.

Estaban mucho más sumisos cuando se unieron a él en el coche.

Pond le ofreció una apretada sonrisa.

—¿Está contento ahora, Dr. Natachai?

—Estoy más emocionado de lo que puedas creer.

—Bien. —Pond se aclaró la garganta. —De paso, querría disculparme por el inconsciente comportamiento de mi hermano.

—No necesito que te disculpes por mí, Pond. Soy bastante capaz de hacerlo por mí mismo.

Si George no hubiese escogido ese segundo exacto para incorporarse al tráfico, habría abierto la puerta y se habría marchado.

—¿Solo por curiosidad, qué te hace pensar que ese comportamiento era apropiado?

Joong suspiró.

—Ni siquiera lo había pensado. La verdad es que me sorprendiste y reaccioné mal. Por eso realmente lo lamento. Nunca te insultaría de ninguna manera.

De acuerdo, así que el tío podía ser encantador cuando hacía el esfuerzo...

Pero todavía no estaba dispuesto a dejar que se librara.

—¿Has hecho un hábito el hecho de meterle mano a la gente en un lugar público?

Joong entrecerró su mirada cuando le respondió su pregunta con una propia.

—¿Has hecho un hábito del hecho de lanzarte a ti mismo sobre los hombres y besarlos en público?

El rostro de Dunk enrojeció cuando una sensación de temor lo consumió. Lo había ofendido. Otra vez. Maldición, ser humano era difícil.

—No, no lo hago —espetó, sus ojos llameando. —Y puedo asegurarte que nunca haré tal cosa otra vez. Especialmente no a ti y ni en público, privado, o en cualquier otro lugar.

Bien hecho, Joong —dijo Pond con sarcasmo en el interior de su cabeza. —Más brillantes disculpas como esa y serás capaz de vender carámbanos en el ecuador.

Él atravesó a Pond con la mirada.

—¿Tienes una mejor?

—Dile que no pudiste contenerte, que estabas cegado por su belleza. Que es la persona más deseable que has besado nunca y por eso tus emociones se descontrolaron.

—No creo que eso vaya a funcionar.

—Créeme, esto siempre funciona.

Joong no estaba tan seguro, pero ya que Pond tenía más experiencia sobre este plano, decidió escucharle.

11 JoongDunkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora