Capítulo 10: Caminos Divergentes

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Tras la derrota del Viajero Oscuro y la restauración del equilibrio en el reino de Rêvelia, Felken se convirtió en el único Elegido de la Luz y Guardián del reino, portando el poder de la Luz con sabiduría y valentía. Su presencia se volvió un faro de esperanza para todos los habitantes del reino, y su legado como el protector de la luz perduraría en la memoria de generaciones venideras.

Sin embargo, el destino de los demás compañeros de Felken los llevó por caminos divergentes. Jörg, Lyra, Astrid, Elara y Grom sintieron que sus corazones los llamaban a explorar nuevas tierras y buscar un nuevo propósito más allá de las fronteras de Rêvelia.

Jörg, el portador del poder del elemento del aire, anhelaba conocer más sobre los misterios de los vientos y los secretos que otras tierras podrían ofrecer. Con su inseparable amuleto, emprendió un viaje hacia el lejano reino de Drakonia, donde se decía que los dragones gobernaban los cielos y controlaban los vientos mismos.

Lyra, la arquera habilidosa, anhelaba descubrir nuevos paisajes y testar su destreza con el arco en tierras lejanas. Partió hacia el reino de Avaloria, conocido por sus extensos bosques y bestias míticas. Allí se sumergió en la cultura de los arqueros legendarios y perfeccionó su arte.

Astrid, la maga sanadora, se sintió atraída hacia las tierras olvidadas de la Ciénaga de las Almas, un lugar envuelto en leyendas y donde se decía que la magia fluía con fuerza. Allí aprendió de los ancianos hechiceros, desentrañando secretos arcanos y fortaleciendo sus poderes curativos.

Elara y Grom, los guerreros fieros y leales, optaron por unirse a un grupo de mercenarios errantes, conocidos como los Lanzas de la Aurora. Viajaron por reinos remotos, enfrentando peligros y forjando amistades improbables. Juntos, descubrieron que su fuerza y habilidades eran más valiosas de lo que habían imaginado.

A pesar de que cada uno siguió su propio camino, el vínculo entre ellos seguía intacto. A menudo, se reunían en algún punto de sus viajes y compartían sus experiencias, nutriéndose mutuamente de las lecciones aprendidas.

Mientras tanto, Felken, en su rol como el último Elegido de la Luz y Guardián del reino, protegía Rêvelia con sabiduría y dedicación. Su poder de la Luz brillaba con intensidad y su presencia era una fuente de inspiración para todos los habitantes del reino.

La Ciudad Perdida se convirtió en un centro de sabiduría y conocimiento, donde Felken entrenaba a nuevas generaciones de guardianes y compartía su experiencia con aquellos que buscaban su guía.

El reino de Rêvelia floreció bajo el cuidado de su único Elegido de la Luz. La armonía y la paz prevalecieron, y la memoria del Viajero Oscuro se desvaneció con el tiempo, convirtiéndose en una lección aprendida y en un recordatorio del valor de la luz sobre la oscuridad.

Y así, mientras el sol se ocultaba en el horizonte, los Elegidos de la Luz, cada uno siguiendo su propio camino, dejaron una huella imborrable en el reino de Rêvelia. A través de sus hazañas y descubrimientos, su legado perduraría en la memoria de aquellos que los conocieron y en las historias que se contarían por generaciones.

El Alma Errante: Crónicas de ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora