Capítulo 58: Decisiones a repercutir

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Dentro de las instalaciones de Lex-Corp, se encuentran los recién llegados autos de carga, vehículos que a simple viste, habían sido atacados por lo que uno pensaría, un convoy del ejército. Lex caminaba en círculos frente a sus hombres, causando que los pelos de estos estén erizados por lo que el multimillonario pueda hacerles.

— Preguntaré nuevamente, ¿Dónde está... MI Kryptonita? — exclamó Lex con repulsión hacia ellos, al hacerlo le dio una bofetada a Knyazev, girando su rostro de un extremo al otro.

El ruso no respondió, solo calló, sabía que el hombre que estaba frente a él, si quería podía hacerlo desaparecer de la faz de la Tierra con solo una llamada. Sin embargo, sería mucho peor si no decía algo de lo que pasó.

— El murciélago nos interceptó, él fue quien se llevó la Kryptonita, señor... — informó el ruso con pesar, con toda su fuerza de voluntad se atrevió verlos directamente a los ojos, y tan solo encontró a una mirada profunda y sin significado alguno.

Alexander rememoró eso dicho por Anatoli, de alguna forma ya esperaba que pasara aquello, provocó a Batman lo suficiente para que su odio por Superman lo llevara hasta esos extremos, ja, Damian creía tener el control de la situación, qué tonto, Luthor desde antes de que él pensara en idear un plan, ya llevaba uno por delante.

Por otra parte, aún estaban las variables llamadas Kak-El y Kara Zor-El, para el primero ya tenía una forma de deshacerse de su intromisión, o al menos, limitarlo y guiarlo solo a lo que él considere conveniente. Y con la Kryptoniana, le haría entender que no debe estar metiendo sus narices donde no debe. Desde ahora solo debía preocuparse por su paso final, porque lo demás caería en consecuencia de lo ya hecho. Nada ni nadie podía saltarse el orden que un Luthor pretende para el mundo.

Mientras tanto, en otra ciudad muy concurrida del mundo, Washington DC, Kara Danvers, la audaz reportera esperaba bajo la torrencial al único hombre en el planeta que puede filtrar información del gobierno de los EE.UU sin que alguien lo notara.

Ella escuchó pasos acercándose, por lo que volteó y vio al general Eiling observándola con leve sorpresa. El general sí que estaba sorprendido por la falta de rendición por parte de Kara.

— No tengo una aureola en la cabeza, General Eiling. Fui al desierto y murió gente inocente, eso no me deja dormir tranquila, es lógico — le dijo con la voz temblorosa, ella sacó el paquete de plástico en el que se encontraba la bala, Eiling la tomó — Si cree que Superman es un asesino, entonces tírela, pero sé que no piensa eso, sabe muy bien que él es capaz de darle una segunda oportunidad a todos, ahora es momento de darle una a él para que se aclare toda esta situación que ha manchado su imagen. — dijo la reportera ya más calmada.

Eiling la observó y sin decir o hacer algún gesto se marchó del lugar, llevándose la bala consigo. Kara sonrió tenuemente, la esperanza de resolver todo este problema aumentaba poco a poco.

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