LATIDOS QUE NO DIJE

AMÉ.

La verdad es que alguna vez amé,

amé la forma en la que nuestras manos

encajaban perfectamente

y dábamos un paseo por algún parque.

Amé la forma en la que me solías mirar

en cada reencuentro que teníamos,

caminar por la playa.

Amé la forma en la que nuestros estúpidos

pasos de baile encajaban a la perfección

unos con otros.

Amé la forma en la que cantamos a solas,

esas magnificas tardes de café

o de fotografías.

Amé tu inocencia sin manchas por el tiempo,

amé tus risas, tus labios

y hasta tu voz.

Amé tu perspectiva en la sociedad,

tu forma de demostrarme que todo

me tiene que valer un carajo

si en verdad quiero encontrar la felicidad.

Amé tu pequeña sonrisa en ese destello de luz

que sucedió al llegar el otoño,

a forma en la que me mentías a mí,

!Joder!, claro que te amé.

Amé la forma en la que nos escapábamos

de la absurda rutina de semana

y olvidábamos nuestros estúpidos

problemas de adolescentes.

Amé, pero claro, eso no me bastó.

Alguna vez amé,

lo único malo,

es que estaba acostumbrado

al corazón roto.