EN U N DÍA

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Esta mañana te observe por primera vez;

te juro que mis pupilas se dilataron

al punto de casi explotar,

y mi corazón, mi corazón latió

a la velocidad de un cometa sobrevolando

una minúscula parte del planeta.


Volé por pequeños instantes

y solo puedo decir que me encantó.

Jugué un par de veces con niños y ancianos,

y me enamoré un poco más de la vida.


Le destrocé la cara al odio y a la tristeza,

supongo que con ellos iba incluida

la depresión;

también combatí un par de adicciones,

alcohol y esos ojos cafés que me miraban

y solo me hacían mierda por dentro.

Salí victorioso.


Conversé contigo en los pasillos de la escuela

y mis ojos se llenaron de lágrimas;

sonreí y leí un fragmento de libro

en el tejado de mi casa,

escuché buena música mientras me duchaba.


Fumé el último par de cigarrillos

y mis pulmones volvieron a sentir el oxígeno;

y a los demás ya no les hablaba de mí,

no, ya no más,

a los demás...les hablaba de ti.


De tu sonrisa.

De tus labios.

De tu cuerpo tan perfectamente imperfecto.

Del mundo en tu mente.


Pero deje de hacerlo,

porque tengo miedo.


Tengo miedo de que el mundo

entero se enamore de ti,

pero siendo realistas,

el mundo entero ya debería estarlo.



























LATIDOS QUE NO DIJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora