Berlinesas.

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Hora de descanso.

- ¿Y podrías darle otro beso como el que le distes el viernes en el club? - Le pregunto Edén con una sonrisa falsa a Ymir.

Casi escupo mi café al escuchar la propuesta. Ese demonio se está aprovechando de mi mentira. Voy ahorcarlo con las tiras del delantal. Mis ojos se dirigieron hacia Ymir que parecía estar analizando la situación ¿Enserio te lo estás pensando?

-No es bueno tener ese tipo de juegos en el local, puede ocurrir un accidente. - Le respondió Ymir colocando unas donas en una bandeja cerca de nosotros mientras se limpiaba las manos.

-Pero ya dejaste de cocinar...- Edén se llevó una de las donas con chocolate a la boca. - ¡Mmhh! ¡Que delicia! Si no fueras novio de Moon y a mí no me gustara Demian trataría de conquistarte.

-Jajá, que gracioso. - comente con sarcasmo dirigiéndole una mirada de pocos amigos a Edén.

- ¿Celoso? Bueno voy a llevarle una de estas donas a Demian ¡Nos vemos en un rato! Recuerden no jugar en la cocina. - Término de decir Edén cerrando la puerta de la cocina de un portazo.

Suspiré ¿En qué me vine a meter? Estaba a punto de agarrar una de las donas hasta que Ymir aparto mis manos. ¿No puedo comer una de las donas? Se suponía que las hizo para los empleados y yo soy un empleado.

Coloque mis manos en mis rodillas para resistir la tentación. Observe como Ymir se acercaba al refrigerador del café y saco de ahí un plato.

No podía ver que había en el plato, hasta que lo coloco en frente de mí. Era un dulce relleno. Mi favorito. Apunte al postre y luego me apunte a mí, dándole a entender que estaba preguntando si era para mí, a lo cual el asintió.

Feliz de mi vida, agarré el postre y la mordí. La crema pastelera estaba es su punto más dulce. Estoy seguro que así se debe sentir el cielo.

-Esta exquisito. - Comente al tragar rápidamente para volver a morder aquella delicia.

-Me alegra que te guste... si mi padre supiera que estoy trabajando de esto, seguro me mataría. - Aunque trato de decir eso ultimo en un susurro pude escucharlo, ¿Sus padres no saben que trabaja como cocinero en un café? si lo pienso bien, nunca lo he escuchado hablar de su familia...Tal vez preferirían que este haciendo otra cosa en lugar de esto.

-Creo que seguramente, estarían sorprendido de tus manos de oro. - Le respondí con una sonrisa de medio lado, luego procedí a agarrar otro de estos postres. – No todos saben cocinar, y te lo digo por experiencia...este sitio creo que hubiera cerrado luego de unos meses si tu no hubieras llegado. Deberías de sentirte orgulloso.

Mientras le daba otra mordida, escuche como una silla se acercaba a donde yo estaba, más no le preste mucha atención, sin embargo, alguien me quito el postre de la mano. Me giré para quejarme con la persona que me había apartado de mi postre, pero no pude decir nada ya que Ymir volvió a colocar sus labios sobre los míos.

- ¡Mmph! -Me trate de quejar, pero él no apartaba sus labios- ¡Ngh! - Ymir introdujo su lengua en mi boca. Era muy obvio quien dominaba el beso.

- ¡Tus labios son muy dulces! - Comento apartándose de mí. Yo me cubría la boca tratando de controlar mi respiración.

Aun no me acostumbro a esto. No entiendo. ¿Qué le habrá gustado de mí? Ni siquiera me conoce lo suficiente. Además, yo no soy el mejor partido que digamos.

Me estremezco al sentir su mano cerca de mi ingle, mientras hace un recorrido de besos desde mi oreja a mi cuello. Siento que está volviendo a marcar aquellas zonas donde me había dejado unos chupones.

- ¡Haa! - tape nuevamente mi boca.

Tengo que detener esto. Aleje su mano de mí y me separe un poco de él.

- ¿Qué sucede? - Susurro cerca de mí oído lo cual me hizo temblar. Parezco mujer en sus días sensibles.

-No debemos hacer esto en el trabajo. - Me excuse. - Además ya va a terminar el descanso.

Note como Ymir miraba un momento al suelo y luego asentía alejándose completamente de mí. Me levante del asiento donde estaba y limpie un poco mi delantal. Debo volver a mi puesto de trabajo. Estaba a punto de salir de la cocina cuando me detuve un momento.

-Tus postres son esplendidos Ymir, lo que haces, no todo el mundo lo puede hacer...siéntete orgulloso de lo que eres. - dije rápidamente antes de salir de aquella cocina sin mirar atrás.

...

Colors CoffeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora