Tras la muerte de los tres ancianos vampiros y de la primera de los lycans, una forzada paz entre ambas especies se da lugar para poder restablecer los órdenes jerárquicos y apaciguar las luchas internas, las cuales se verán cada vez más frecuentes...
Obs.: Bueno, les traigo esta actulización, porque ya la tenía hecha, estaré algo ausente despues, espero que sepan perdonar y esperar, gracias.
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Aquelarre del Este - Época actual
Pov. Morgana
Más de seis siglos y las muertes de dos ancianos a manos de mi inmunda hermana gemela finalmente fueron suficientes para que dejase Bardor atrás y finalmente obtener el reconocimiento suficiente para poder obtener un puesto de regente, así como lugar en el consejo, pero aquello no era suficiente, merecía más, mi lealtad y derecho por ser hija adoptiva de Alexander debía darme el lugar que merezco, ser la nueva reina y líder del clan de los vampiros, ese era mi derecho divino y no pararía hasta conseguirlo.
— Veo que te estás poniendo cómoda...
— Arthur, querido, vienes a darme la bienvenida o ver la forma de que vuelva a Bardor, si es así, te recomiendo que desistas de esa idea tan absurda, porque ya considero este aquelarre como mi hogar. — terminando de acomodar mis espadas, ya que lo demás fue hecho por la servidumbre, lo único que no permitía que fueran tocados, eran mis armas, solo yo podía—
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— No te aferres tanto a esa idea querida. — dejando el umbral de la puerta para ingresar un poco más a mis aposentos—
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— Apuesto que tu papito Uther te consentía a tal punto de no compartir tus juguetes con los demás, pero dejame decirte que la vida real no es así, debes aprender a compartir y en ocasiones a ceder.... — enfrentandolo de una vez—
— Sé lo que deseas Morgana, pero jamás lo tendrás, porque hay algo que siempre te diferenciara de mi...y es que yo realmente cumplo con todos los requisitos para ser un anciano...poder, respeto y un linaje puro...que tu descanso sea apropiado, nos vemos esta noche para celebrar tu nuevo puesto...por ahora. — acercándose un poco más hasta que sus labios quedaron junto a mi oreja, invadiendo completamente mi espacio personal, para dejar su veneno en el y luego alejarse sin más.—