Parte 2 Momentos mágicos

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Los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi y la historia está escrita sin fines de lucro.

Transcurrieron algunos días y Ranma continuó recibiendo más anónimos que le decían lo mismo: con diferentes palabras, pero, siempre haciendo referencia al "engaño de Akane" y aunque él trataba de obviarlos o de no prestarles atención, no podía engañarse a sí mismo, porque lo estaban atormentando y mucho.

Se mantuvo de muy malhumor durante todos esos días y no pudo concentrarse en sus entrenamientos por estar pensando solo en lo mismo.

Su familia y las personas con las que convivía empezaron a darse cuenta de su extraño comportamiento, sobre todo, su mamá y la misma Akane, (quien estaba aún más preocupada por él, que todos los demás).

Lo más conveniente, en este caso, hubiera sido que él hablara con ella desde un principio, para preguntarle directamente si todo eso era verdad, pero, su orgullo no se lo permitía, además que si lo hacía, según él, sus sentimientos quedarían al descubierto y... si ella lo rechazaba, todos se enterarían y se burlarían de él... ¡no!, ¡definitivamente, no podía hacer eso, aunque estuviera muriéndose por ella!

Lo que sí había hecho era vigilarla en la escuela (cuando le era posible) y seguirla de lejos, en algunas de sus salidas con sus amigas por las tardes, pero, lo ponía muy mal no saber aún quién se había atrevido a cortejarla, estando comprometida con él... porque sí, lo admitía: ¡Akane era su prometida y no podía serlo de nadie más!

Un día, a la hora de receso en la escuela, Akane se acercó a él (siendo aconsejada por sus amigas, hermanas y por "su suegra", para averiguar qué era lo que le estaba pasando) y le dijo, un poco nerviosa:

̶ Eh... Ranma...

Él ni siquiera volteó a verla:

̶ ¿Te gustaría que almorzáramos juntos? -continuó ella- de postre, traje unas galletas que horneé yo misma, pero, no te preocupes porque tienen la aprobación de tu mamá, por si acaso crees que no saben bien...

Ranma solo la estaba escuchando:

̶ ¡Ella misma las probó y me dijo que están deliciosas! -dijo, bastante animada- ¡¿quieres probar una?! -le preguntó después, abriendo el recipiente donde las traía-.

Él al fin volteó a verla, con los ojos más fríos que jamás había visto Akane y antes de que pudiera responderle, Ukyo se acercó también y le dijo, muy contenta:

̶ ¡Oye, Ranma!, ¡¿no te gustaría que almorzáramos juntos?!... ¡traje tus okonomiyakis favoritos!... ¡mira! -dijo, mostrándoselos-.

̶ ¡Óyeme! -dijo Akane, bastante molesta- ¡yo estoy hablando con él!

̶ ¡Ay, Akane! -dijo Ukyo, viendo con desprecio su comida- ¡¿todavía no te das por vencida?! ¡a Ranma no le gusta tu comida, te lo ha dicho millones de veces!

Y así empezaron a discutir, hasta que por fin, Ranma se levantó de su escritorio, bajo la atenta mirada de ambas y habló:

̶ Ukyo... -dijo, dirigiéndose a su amiga de la infancia e ignorando por completo a Akane- tú sí que me conoces muy bien porque sabes que me encantan estos okonomiyakis que trajiste y creo que ya se me está haciendo agua la boca por probarlos.

Ukyo no podía creerlo: estaba que saltaba de la alegría al escucharlo y sonrió ampliamente:

̶ ¡Entonces, vamos ahora mismo a almorzar y no perdamos más el tiempo! -dijo, tomándolo del brazo, para salir de su salón de clases e ir a uno de los jardines-.

Mi lugar favorito es junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora