Capítulo # 5

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Le ha hecho algo horrible a la mamá de Jeongin. Incluso al día siguiente Minho sigue teniendo remordimiento al recordar el rostro sollozante de la mujer.

"-¡Jeongin todavía es joven, pensar que quieres que te lo de para casarte con él.-sollozó, sosteniendo a su cachorro contra su pecho.-Tú sigues siendo mío, ¿¡verdad Innie!?

-Ugh, ma-mamá. Me aprietas.

-De todas formas, voy a creer todas esas cosas que dijiste. Sin embargo, ¡el significado de salir y casarse es completamente diferente!."

Ella tiene razón. Es absurdo estar con un niño pequeño, pero... se alegra que le permitan estar junto a él.

Minho pasa su mano sobre el bolsillo de su maletín, tocando con sus dedos la caja de supresores que mantiene escondida. Siempre y cuando pueda estar con Jeongin eso es todo lo que necesita.

Minho atraviesa la entrada del colegio y el peso de las miradas cae inmediatamente sobre él. Todos sus compañeros parecen este mirándolo como si se tratara de un espécimen extraño, cuchicheando entre ellos y señalándolo. Entonces lo recuerda, esos chicos...

" ¡Le dire a toda la escuela sobre esto!"

-Disculpa...

-¿Sí?.-Minho se voltea, obligándose a sonreír cordialmente.

- ¿Es-es verdad que eres un Omega?.-dos chicas de su curso se acercan. Suelta un bufido y los rostros de ambas chicas se iluminan con ilusión.-Lo sabia, lo rumores eran una mentira. Todas estamos diciendo que no había ninguna manera en que no fueras un alpha.

Es extraño, a pesar de que estaba encontra de ser un Omega, ahora...

"Y por esa razón tú trataste de dar lo mejor."

Porqué Jeongin dijo esas cosas de él...

" No me importa si eres un Omega o un alfa"

" Yo realmente te amo"

Ya no tiene nada que temer.

-No, actualmente soy un Omega.-Los murmullos se alzan como una colmena.-Incluso pensé que era un alpha hasta hace poco. Lo siento por darles la impresión equivocada sobre los resultados.

-Pe-pero...

-Sin tener en cuenta de que soy un Omega o un alfa, sigo siendo el mismo. Todas las cosas que ha logrado hasta ahora, ninguna de ellas ha sido en vano.

...

-¿Está bien que todos se enteren así?- preguntó Felix, nervioso. El Omega miró a Minho, que se encuentra recostado en su silla de escritorio tranquilamente. Hay algo diferente en él, como si toda esa inquietud que antes lo amedrentaba hubiera sido arrancada de raíz, y Felix debería estar alegre por eso, pero no puede evitar preocuparse.

-Bueno, él realmente parece haber cambiado su forma de pensar.-responde Hyunjin, que por alguna razón últimamente pasa mucho tiempo en la sala estudiantil. Solo mirando como Felix y Jisung trabajan.

-¿Acaso no es eso bueno?.-Jisung se une, intentando abrir sin éxito una bolsa de papitas.-Esto es justo como él. Haciendo cosas tontas sin siquiera pensarlas.

-¡Oye!, ¿¡qué parte es tonta!?

-De todos modos, Hyung.-habla Felix.-Ten cuidado con los grupos de extraños, ahora eres un Omega. Ya no... no puedes andar con la misma libertad que antes. Hay mucha gente mala ahí afuera.

Y sí, después de eso, estuvo rodeado de mucha gente extraña, no es como si fuera un gran problema. Sin embargo, con los cambios de estación Minho a empezado a sentirse extraño.

Está lo suficientemente cansado como para quedarse dormido donde está si lo dejan solo el tiempo suficiente, cayendo en una tentadora neblina de sueño con solo un par de parpadeos lentos y desinteresados.

Se siente como si una fatiga oscura y arremolinada se hubiera apoderado de él, tensa, implacable y cruel. Se siente mal, como si estuviera cerca del mal funcionamiento. Sin embargo, también se siente cálido, acogedor y amable, presentado como una flor inocente, pero en cambio, cuando se examina de cerca, sostiene una serpiente que se desliza debajo.

Minho no sabe si avergonzarse o no.

Pero sí, sabía que esto se debía a los supresores. Minho sabía que la razón por la que sus extremidades se sentían pesadas y adoloridas, poco cooperativas y viejas era por su uso repetido. Sabía que el balanceo de su paso, la lucha de su mente y el temblor de sus manos se debía enteramente a las pequeñas píldoras blancas a las que se había sometido.

No es que lo cambiaría, por supuesto. Esa ya ni siquiera era una opción, pero... pero aún lo sabía. Todavía entendía. El hecho de que no fuera una opción no detuvo la culpa o el creciente remordimiento que subía por su garganta y amenazaba despiadadamente con sacudirse en oleadas nauseabundas.

Su cuerpo estaba comenzando a dañarse, pero solo bastaba con ver a Jeongin sonriendo y corriendo hacia él en medio del parque para que olvidara todas esas cosas inecesarias.

Ha pasado la mayor parte día jugando en el parque. El cielo ha comenzado a teñirse de tonos rosados, mientras le viento se levanta anunciando el comienzo de invierno. Hay un persistente mareo en su cabeza, pero aún así se obliga a ponerse a enclillas cuando ve a Jeongin acercase a él sonriendo mientras sostiene la bola de sóftbol en sus manos.

-Hyung, he recuperado la pelota.

-Bien hecho Innie, pero creo que ya es hora de volver a casa.-Minho coloca una mano sobre su cabeza. Jeongin amortigua su mirada, inclinándose hacia el toque.

-¿Podríamos dar un último paseo?.-y como tantas veces Minho se ve incapaz de decir que no.

-Claro que sí, cachorro.-Jeongin sonríe, entre lanzando sus dedos inesperadamente. Minho se sonroja, con los pequeños dedos de Jeongin entre su mano más grande. Un sentimiento cálido acapara y amortigua todo su dolor.

...

Han vuelto a casa. Ambos se encuentran recostados en la sala del desván mientras ven televisión. A Minho realmente no le interesa la película que se proyecta en la pantalla. Su atención estaba solo en la cabeza en su regazo, el cabello del IN le hacía cosquillas mientras descansaba su cabeza donde las piernas de Minho se habían cruzado, y los propios dedos de Minho alternaban entre rascar el cuero cabelludo de Jeongin, cepillarle el cabello o masajear suavemente sus sienes.

Los dedos de Minho estaban masajeando las sienes cuando la madre de Jeongin aparece, cubriéndolos a ambos con una manta.

-Es difícil de admitir pero, desde que Jeongin te conoció ha estado sonriendo cada vez más. También, nunca te he agradecido por salvarlo aquella vez.-Minho se sorprende cuando la mujer se inclina, colocando sus manos sobre sus rodillas en una reverencia.-Gracias por protegerlo.

-No-No es nada, después de todo no creo qué haya sido completamente yo en ese momento.-Minho baja la mirada hacia el niño dormitando sobre su regazo. Sonríe con cariño.-De hecho, creo que fue la primera vez que mi omega tomó control de mí.-los ojos de la mujer se llenan de lágrimas. Se supone que es su hijo, apenas tiene diez años, pero...mirando como Minho se inclina y deposita un beso sobre la pequeña cabeza de Jeongin y lo mira con tanto amor no puede evitar enternecerse. Sacude la cabeza con violencia. Señalando al omega amenazadoramente.

-¡Pero eso no quiere decir que acepte tu relación con él!-Minho saltó.

-¡Lo entiendo!.

Minho fue feliz hasta el punto que ya nada importaba.

En cuanto pudiera estar con Jeongin,

Podría sacrificarse cualquier cosa.

•Soy un Alpha•|MinjeongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora