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La hora del almuerzo había llegado, Theo ya estaba sentado junto a sus amigos, mientras con la mirada buscaba al chico de ojos azules. Sus amigos lo estaban molestando, como era usual, sólo que ésta vez era muy diferente. Stiles hablaba hasta por los codos, pero ese día estaba más callado, algo extraño en él, bromeaba, pero lo justo y necesario. Esa actitud inquietó rápidamente a los otros dos, que no dudaron en indagar en el asunto.

— ¿Estás bien, Stilinski? —Theo fue el primero en preguntar.

— Sí, claro -contestó el nombrado, levemente perdido en su mente. 

— ¿Seguro? —insistió el moreno.

— Estoy seguro, chicos... —suspiró el de pecas con cansancio—. ¿Por qué suponen que algo está mal conmigo? 

— Fácil, usualmente tú hablas sin parar, y ahora estás un poco callado, en la mañana no estabas así, por eso creemos que te pasa algo. ¿No es más sencillo decirlo y ya? —explicó Raeken, como si fuera algo demasiado obvio, al de pelo negro. 

— ¿Quieren que les diga lo que estoy pensando? Bien —Stiles se quedó unos segundos en silencio, como si estuviera meditando que palabras utilizaría, para posteriormente seguir hablando—. Hay algo que no termino de entender, saldrás con Liam, con el cual ya te imaginas toda una película romántica, sin siquiera pararte a pensar en que tal vez, y sólo tal vez, no es el mismo Liam que conocíamos, ¿Te parece bien?

Cuestionó el de tez pálida con preocupación, consiguiendo que sus dos amigos comiencen a replantearse toda la situación desde el punto de vista de Stiles, el cuál se quedó en silencio, meditando si había actuado bien al exteriorizar sus pensamientos y preocupaciones a sus mejores amigos. Raeken sonrió, confundiendo a su amigo.

— No te preocupes, ya pensé en eso. Hay cosas que únicamente Liam y yo conocemos, así que no será fácil ocultarme la verdad de las cosas, además, quizás ahora lo conozco y ya no me gusta, o no me agrada su forma de ser, no lo sé, dejaré que el tiempo decida —comentó el de ojos claros con una sonrisa tierna—. Gracias por preocuparte, tonto, pero sé cuidarme solo. 

— Sí, eso lo sé, pero no puedo evitar cuidarte, imbécil —murmuró el pecoso sonriente. 

— Me alegra ver que sigan siendo tan unidos como antes... 

Habló Liam, estaba a sólo unos pasos, pero nadie había notado su llegada hasta que abrió la boca. Scott soltó una carcajada, mientras que Stiles y Theo soltaron un grito a la vez que se abrazaban. Al notar de donde había salido la aquella melodiosa voz, los amigos se separaron entre risas para luego sonreír.

— ¿Qué a caso no sabes anunciarte sin causar pánico o qué? —gruñó el de pelo negro, alejándose un poco más de su amigo. 

— Supuse que me habían visto en algún momento, Scott me saludó y todo —dijo el rubio con una sonrisa—. Lo siento, no pretendía causarles un infarto o algo parecido. 

— Tranquilo, niño, éstos dos son muy asustadizos —aclaró el moreno riendo—. Ven, siéntate aquí —ordenó de forma amistosa, haciendo que el chico se sentara junto a él. 

Al principio el almuerzo iba bien, charlaron de cosas triviales como la escuela, las materias que tenía Liam, la ayuda que le estaba dando Theo a Stiles con biología, y la que el de pelo negro le daba al de ojos grises con matemáticas. Nada del otro mundo, hasta que el más bajo de los tres tuvo que hacer la pregunta más incómoda del universo, o así se sentía en el grupo de amigos.

— ¿Ustedes salieron algún momento o algo? Es que harían una linda pareja —tanto a Raeken, como a Stiles, les había caído muy mal aquella pregunta. 

— Somos amigos. Sólo amigos —aclaró el de pelo negro con evidente malestar. 

— Lo siento, no pretendía ofenderlos ni... —el rubio no pudo terminar la frase, ya que fue interrumpido por el de ojos grises.

— Déjalo así, Liam... —suspiró bajo apartando rápidamente la mirada—. Oigan, debo irme a buscar las cosas para matemáticas, los veo después. 

— Espera, ¿Planeas devolverme mis apuntes o piensas quedártelos toda la vida? —indagó el de pecas, fingiendo una sonrisa.

— Eres muy molesto. Ven así te los doy de una vez.

Murmuró el castaño, levantándose de su asiento y siendo seguido por Stilinski, ambos en silencio. Scott y Liam quedaron solos en la mesa, y aunque no era el momento, Dunbar no podía quedarse con la duda. 

— ¿Qué me perdí en éstos cinco años? —murmuró en más bajo con tristeza. 

Volverte a ver // THIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora