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Pasó media hora desde que robó el pergamino, medio hora desde que Mizuki fue arrestado y llevaron a Iruka al hospital debido a la gravedad de sus heridas. Naruto se encogió en su asiento, sintiéndose pequeño ante la mirada de Hiruzen, lo cual dificultaba incluso su respiración. Sabía que había sido estúpido, no necesitaba que nadie se lo dijera.

"Yo sé que hice algo mal", murmuró Naruto antes de callarse al recibir la mirada de Hiruzen. Era la misma mirada que recibía cuando le contaba sobre los aldeanos que lo molestaban o atacaban, la misma mirada que siempre recibía cuando preguntaba por sus padres.

Hiruzen dejó escapar un largo suspiro que se mezcló con el humo de su pipa. Se levantó lentamente y caminó hacia Naruto, soltándole una bofetada sin más. "No puedo creer que te hayan engañado de esa manera. Ya no eres un mocoso", dijo Hiruzen mientras Naruto permanecía inmóvil. "Una cosa es ser tonto o estúpido, todos lo hemos sido alguna vez en nuestras vidas", continuó Hiruzen, volviendo a su asiento con la misma lentitud. "Pero al menos debes tener sentido común, lo que hiciste esta noche puede considerarse como traición...esta noche pudiste morir"

Naruto frunció el ceño, visiblemente molesto, cuando la palabra "traición" escapó de la boca del viejo mono. "Hablas de traición", murmuró con un dejo de enojo en su voz. "No puedo recordar la cantidad de veces que te pregunté por qué la gente me trata así... y solo he recibido mentiras como respuesta. ¡Merecía saber que el kyubi está encerrado en mí!"

Hiruzen gruñó, golpeando su pipa con fuerza en el cenicero. "Con lo que pasó esta noche, creo que fue acertado no decirte nada", respondió sin titubear.

Naruto se puso de pie, sintiendo una intensa frustración que lo llevó a golpear sus manos contra el escritorio. "¡Hablas de eso como si fuera el gran secreto! Pero adivina qué, todos en la aldea lo saben. Decírmelo no habría hecho ninguna diferencia", exclamó con enojo. "¿Qué más no me has dicho?" preguntó, clavando su mirada directamente en los ojos del Hokage. Hiruzen permaneció en silencio. "De nuevo, no dirás nada... Déjalo así, supongo que como siempre seré el último en enterarme." Su voz reflejaba una mezcla de rabia y decepción.

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Naruto caminaba hacia su casa, con el corazón y la mente completamente afectados, aquella persona en la que posiblemente más confiaba en toda la aldea, Hiruzen, le había mentido una y otra vez, por primera vez en mucho tiempo, empezó a cuestionarse todo.

¿Ser Hokage, el sueño que lo había impulsado durante tanto tiempo, era realmente su deseo, o simplemente una idea inculcada en su mente? La sospecha de que Hiruzen pudo haberlo manipulado para alcanzar ese objetivo ya no le parecía una locura.

Cuando tomó el picaporte de su apartamento todo a su alrededor se oscureció y fue cambiado por una alcantarilla, justo frente a él se encontraba la jaula más grande que hubiese visto en su vida y en el interior estaba el ser cuya existencia en su interior apenas descubrió.

"Finalmente aquí", habló el enorme zorro en un tono gutural lleno de odio. "Debo decir que me sorprende, casi creí que moriríamos esta noche debido a tu estupidez", agregó, viendo cómo Naruto le dirigía una mirada molesta, a pesar de que segundos antes estaba asustado.

"¿Qué es lo que quieres?", preguntó Naruto, mostrándose muy desconfiado. Después de todo, no esperaba encontrarse cara a cara con el kyubi después de descubrir que estaba sellado en él.

"Lo que el viejo mono dijo fue verdad, sin embargo, él también se equivocó. El hecho de que hayan decidido mantenerte fuera de todo lo referente a tu pasado no hizo más que provocar que confiaras ciegamente en cualquier persona que te ofrece su ayuda. No, más, te contaré todo...", continuó el kyubi, aunque sin mucho interés en el bienestar del joven ninja. Lo hacía por sí mismo, ya que si las cosas continuaban así, eventualmente alguien asesinaría a Naruto.

El zorro intuía que su parte yin no se había restaurado en estos 12 años, ya que de ser así, habría atacado la aldea en busqueda de su otra mitad. Fue fácil discernir que el sello había entrelazado sus almas, y si dejaba que el mocoso muriera, él tendría el mismo destino.

"El 10 de octubre de hace diez años...", comenzó a relatar el kyubi, revelando una historia que cambiaría la percepción de Naruto sobre su propio pasado, ahora estaba completamente perdido no sabia que hacer.

"Para tener la respuesta a esa pregunta no necesitas ser inteligente, con algo de sentido común lo sabrás", dijo el zorro, esperando ver la conclusión a la que llegaría su jinchuriki.

Naruto reflexionó en silencio, conectando los puntos que había revelado Kurama. Si realmente había nacido en aquel sitio secreto, entonces alguien había vendido su posición aquella noche al enmascarado, lo que llevó al ataque a la aldea. El sello no tenía por qué ser así, pero Minato, renuente a llamarlo padre, ignoró las protestas de su madre y lo convirtió en jinchuriki. También selló la otra mitad del zorro en Naruto para proteger la aldea, ya que su mera existencia como nuevo jinchuriki disuadiría a otras aldeas de atacar a Konoha.

"Lo hizo porque, después del ataque, Konoha quedaría débil ante las otras aldeas. Saber que había un nuevo jinchuriki provocó que desistieran de atacar", continuó Naruto, comprendiendo la difícil decisión que Minato había tomado. "Él pudo amarme, pero está claro que amaba más al pueblo..."

Kurama sintió un escalofrío, imaginando cómo las cosas podrían haber sido diferentes si Naruto no hubiera sido el jinchuriki del zorro. Si las circunstancias hubieran sido otras, él habría muerto.

"¿qué harás ahora?" le preguntó Kurama viendo como la indecisión se plasmaba en el rostro de su contenedor.

"yo..." murmuro Naruto sintiéndose consciente de sus limitaciones, saber su pasado no lo volvería fuerte sin embargo era una buena motivación para intentar serlo "intentare tomarme las cosas mas encerio, seré fuerte tan fuerte que mi madre se sentirá orgullosa y nadie volverá a tratar de verme la cara de estupido"

Kurama sonrió satisfecho por el momento viendo como su contenedor desaparecía.

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Naruto parpadeó, volviendo a la realidad con lentitud, y abrió la puerta de su apartamento. Las luces estaban encendidas y su preocupación aumentó. Sigilosamente, entró, esperando encontrar al intruso que había invadido su hogar, pero en su lugar, se encontró con Iruka-sensei, envuelto en vendas.

"Iruka-sensei...", dijo Naruto con tristeza al ver a su antiguo profesor en ese estado. "No deberías estar descansando."

Iruka sonrió, intentando fingir que estaba bien a pesar del sudor en su rostro que delataba lo contrario. "Aún no te he dado tu regalo por graduarte", dijo, tomando una bolsa que había dejado sobre la mesa. "Ahora que eres un shinobi, te vendría bien un cambio de guardarropa."

Naruto abrió la bolsa y frunció el ceño al no ver su característico color naranja en las prendas. La ropa que Iruka le había regalado tenía un diseño similar al de los jounin, pero sin el chaleco.

Iruka rió un poco. "No tienes que dejar de lado el color naranja", explicó. "Mira la ropa que te regalé como un uniforme de trabajo, mientras que cuando no tengas misiones, puedes seguir usando tu ropa naranja."

Naruto asintió, agradecido por el gesto de su querido maestro. "Gracias, Iruka-sensei", expresó con sinceridad.

"Bueno, me voy, tengo que descansar", dijo Iruka, despidiéndose mientras se retiraba.

CambiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora