4. Fe

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A pesar del inconveniente de haber nacido el ser humano se aferra a la esperanza de una vida digna y, aunque está definición puede ser subjetiva, es la razón de los esperanzados en continuarla y los que han abandonado la esperanza y la fe sólo les queda en Hastío.


Es común escuchar frases del estilo "La vida es injusta", sin embargo, la realidad es que la vida no hace distinción alguna; como ya mencioné anteriormente la vida no está hecha para los humanos, de esta forma, es preciso reconocer que la vida no clasifica ni hace distinción de nadie.

La continuidad de la vida les parece injusta a aquellos quienes necesitan "un poco de tiempo", está petición es tan vacía como nuestra existencia.


La vida continua indiferentemente de las condiciones socio-económicas de cada individuo, por esto, es necesario desertar en la obscena costumbre de culpar la continuidad, puesto que, al no existir un sentido alguno a las cosas, a la existencia misma, es absurdo culpar algo que por si mismo carece de sentido. 


La búsqueda de un motivo o razón ante la imparcialidad de la vida es en vano. La vida es una casualidad que no hace distinción ni discriminación alguna entre animales que buscan sentirse llenos y temen al vacío de su alma, buscando una fe que no es más que un mecanismo natural para sobrellevar la realidad caótica y sin sentido. 

A lo largo de la historia, filósofos y pensadores han abordado la búsqueda del sentido de la vida, desde las escuelas existencialistas hasta las teologías religiosas, cada uno proponiendo su perspectiva sobre esta profunda cuestión que ha desconcertado a la humanidad por generaciones. Sin embargo, la incertidumbre sigue presente, y cada individuo debe enfrentarla de manera personal, hallando su propio significado en medio de la falta de sentido del universo.

Por esto es preciso prescindir de esperanza y abrazar la realidad como tal, puesto que a lo largo de la existencia terrenal de los humanos se ha buscado de manera asfixiante un motivo por el cual hemos despertado de la tranquilidad al sufrimiento.

¿Cómo pueden las personas encontrar sentido en una existencia efímera?


La respuesta podría darse en la esperanza y la fe, sentimientos casi tan antiguos como el hombre, caminan y manejan al animal a su merced hasta que este se revela y comprende que nunca hubo nada detrás de él y siempre caminó solo, pero, ¿exactamente de donde provienen? 

La fe y la esperanza son aspectos intrínsecos de la humanidad y aunque la fe pueda estar muy arraigada con la espiritualidad, la esperanza se relaciona con la creencia en la capacidad de influir en el curso de los eventos y la confianza en la propia capacidad para superar obstáculos y alcanzar metas.

Tratando de dejar de lado la teología para explicar la fe, es una creencia o confianza profunda en algo que no está necesariamente respaldado por pruebas objetivas o evidencia empírica, la fe puede ser un mecanismo para encontrar seguridad y consuelo en momentos de incertidumbre o dificultad.

Si bien el animal busca consuelo y refugio ante las adversidades de la vida, acompañado de la fe, este peligra en morir de hambre si espera que lo cuide y alimente. 

Caminamos a ciegas confiados en esa voz que nos guía atreves de la carencia del sentido, aproximándonos al declive del ser personal para mirar al abismo, la inexplicable complejidad del sin sentido.

Hambrientos, cansados y cegados por la esperanza, dormimos en una esquina esperando a que alguien nos salve de nosotros mismos. 

Sobre el hastío y la continuidad de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora