Marco Aurelio expresó la idea de refugiarnos en nuestro interior, en una ciudadela personal que promueve la reflexión y ofrece paz. Sin embargo, incluso este santuario interno no queda libre de la soledad que se arraiga en nuestros corazones.
La falta de sentido en las relaciones humanas nos acerca a los demás. Buscamos sentirnos amados, aceptados o ser parte de algo que colme el vacío interior que llevamos.
Tanto las amistades como las relaciones de confianza a menudo parecen carentes de significado. El vacío nos impulsa a buscar en otros la respuesta a esa ausencia de sentido, intentando llenar ese vacío con la presencia de los demás. Lamentablemente, tratamos de olvidar nuestra insignificancia sumergiéndonos en las vidas y aflicciones ajenas, ofreciéndonos para sanar y soportar cargas que no podemos manejar por nosotros mismos. Esperamos que alguien más nos salve de nuestra miseria y nos dé respuestas a ese vacío al que llamamos "el mejor de los mundos posibles".
Considerar este mundo como el mejor resulta repulsivo, ya que encasillamos la vida, las desgracias y las miserias de los demás al creer que vivimos en "el mejor de los mundos posibles". ¿Cómo serían aquellos desgraciados si no estuviéramos en el mejor de los mundos posibles?
La percepción de la realidad varía tanto que buscar una visión general de lo que es bueno o socialmente perfecto resulta egoísta. No existe tal mundo ni un significado universal para esa afirmación.
En cuanto a las relaciones humanas, como ya expuse anteriormente, podrían compararse con erizos buscando protección en una tormenta de nieve. Nos unimos en busca de seguridad, pero nuestra incapacidad para cuidarnos mutuamente revela una especie egoísta y autodestructiva. Terminamos congelados en la conclusión más positiva: el descanso en la no-existencia.
Caminar por la ciudadela y contemplar los rostros con miles de pensamientos y preocupaciones, el sufrimiento de los mendigos en las calles, observar la vida continuar como si ese sufrimiento fuera insignificante, resulta paradójico al buscar un significado en la miseria humana sin dejar de ser humanos. Dejo esta percepción del sufrimiento a criterio del lector, aunque sostengo que carece de sentido, dado que el final es inevitable.
Es repugnante la idea de vivir en un mundo donde buscamos tenerlo todo sin dar nada. ¿Cuándo nuestros corazones se pudrieron y dejamos de ser humanos (o tal vez, nos volvimos demasiado humanos)?
Nos ignoramos mutuamente, pasamos junto a los demás sin importancia y solo nos enfocamos en lo que nos interesa o llama nuestra atención. Así vivimos, sintiéndonos más solos que nunca y clamando al cielo por respuestas a nuestro sufrimiento y a la realidad que nos rodea.
¿Por qué siempre hemos anhelado saber si estamos solos en el universo? Sin importar si existe algo más o no, estamos solos dentro de nosotros mismos, dentro de nuestra ciudadela y se nos cae a pedazos la edificación de la humanidad.
Al final tener relaciones humanas nos llena de una paz prestada que debe ser devuelta mas tarde que nunca, no obstante, aconsejo no encariñarse ni hacerse falsos ideales, puesto que somos seres caprichosos y tarde o temprano nos terminaremos traicionando unos a otros intentado resguardarnos de la fría realidad.
¿Te sientes solo(a) a pesar de que es mas fácil que nunca entablar una conversación con cualquier contraparte?
Desearía no ser tan humano.
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Sobre el hastío y la continuidad de la vida
SpiritualBreve expresión sobre el incansable transcurrir de la vida y el insoportable hastío de una existencia sin sentido.