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A la mañana siguiente, ambas familias se encontraban desayunando en completa tranquilidad. El día estaba despejado, por lo que el sol brillante se adentraba por las amplias ventanas que rodeaban toda la estructura. Las empleadas servían y limpiaban, los guardias vigilaban y los caballeros novatos entrenaban en sus áreas asignadas por el Duque Hanagaki.

Contrario a lo que pasaba a su alrededor, que era animado y ciertamente tranquilo.
Takemichi sentía que algo andaba mal; al menos con Hinata. La adolecente había despertado con un buen humor, saludó y se mantuvo cordial con todos a su alrededor cuando llegó al comedor en la mañana.
Sin embargo, ella parecía estar molesta con algo relacionado con él. Era evidente para cualquiera que lo mirara de cerca. Sus miradas frías y distantes a sus espaldas, su comportamiento que parecía querer atraerlo como un perro, no le agradaba para nada. Aunque tampoco había mencionado nada, pensando que tal vez algo le molestaba a Hinata con respecto al compromiso y que esta misma no deseaba que la frustraran con preguntas. Y es entendible comprender su comportamiento, después de todo, estar comprometida con alguien que apenas y se conoce por rumores es algo estresante para cualquiera. Sobre todo porque se tiene que aparentar que nada está mal.

Por suerte, Takemichi con sus recuerdos y conciencia a tope, no planea volver obligar a Hinata a hacer algo que no desea.

-Su excelencia, ¿desde cuando monta a caballo?-Pregunta Hinata. Takemichi la mira y ladea la cabeza pensando.

-Desde los 4 años, mi lady-Hinata asiente comprendiendo y sigue su camino. Después de un animado desayuno, Hinata y Takemichi caminaban hacia los establos. Su padre les había propuesto la idea de dar un paseo a caballo por los alrededores para despejarse. Hinata había estado desconcierta por alguna razón; sin embargo, se encontró emocionada al momento, mientras lo arrastraba al establo. Lamentablemente para Takemichi, los caballos que estaban a la disposición de la familia habían sido llevados por los caballeros novatos a un entrenamiento de persecución. A su padre se le había pasado ese detalle, por lo que para no decepcionar a la dama, no tuvieron más remedio que utilizar solo su caballo personal.

Takemichi tocó al caballo como saludo al llegar. Con mucho cuidado él mismo lo preparó para montar y se acercó a Hinata cuando todo estuvo listo. Tuvo algunas complicaciones, por lo que Takemichi se vio en la tarea de tranquilizar al caballo con caricias y besos cuando sintió la presencia desconocida de la chica.

Después miró hacia Hinata-Ten, ten cuidado. No suele agradarle los desconocidos-Hinata asintió con un movimiento de cabeza y le agradeció con una sonrisa. Luego con su ayuda se sube a la yegua y rápidamente empieza a montar por la extensa área verde. Takemichi a sus espaldas, sale de los establos y la mira a la distancia. Está desconcertado, no tenía un recuerdo con respecto a esta cabalgata; de hecho, anteriormente había sido una salida por los jardines y una charla con café. Aunque no se puede quejar, se siente más libre con esta salida que con las anteriores veces.

Pasado un rato, donde solo la risa de Hinata se escuchó en el prado como la de un ángel.
El sol rápidamente ya se encontraba en lo alto, brillando tan intensamente que fue doloroso soportarlo. Takemichi tiene una piel blanca y es algo sensible. Por lo que rápidamente se coloca rojizo por el calor. Su cuerpo está cubierto, pero su rostro no. Por lo que teme brevemente quemarse.

-Joven amo, no debería exponerse así, hoy es un día muy caluroso ¿Se encuentra bien?-De repente la voz inesperada de uno de los caballeros; Inui, si era específico, apareció detrás del. Portando una sombrilla para darle sombra. Takemichi lo mira con una ceja alzada y luego aparta la mirada para seguir viendo lo que sucede con Hinata.

El Villano PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora