capítulo 18.

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Abre sus ojos pero inmediatamente los vuelve a cerrar, estaba exhausto porque anoche no había dormido casi nada y estaba seguro que Hanbin tampoco pudo.

Los abrió una vez más con pereza y giró su rostro encontrándose con el de su esposo a solo centímetros. Sus brazos rodeaban con un agarre flojo su cintura, lo cuál para el peliazul era extraño pues nunca lo abrazaba o tan si quiera tocaba para dormir. Hanbin en su lado de la cama y Zhanghao en el suyo.

Esta noche había sido diferente porque Zhanghao había sufrido un ataque de ansiedad en medio de la madrugada, lo que despertó a Hanbin. Lo acurrucó entre sus brazos y le susurró los más hermoso del mundo hasta que se tranquilizó. Así quedaron en aquella posición.

Zhanghao no podía mentir, amaba cuando Hanbin lo abrazaba, aunque lo hiciera pocas veces, realmente sentía que con un abrazo reparaba sus malos días y reforzaba los buenos.

Hanbin siempre lo trataba con cuidado y amor cuando sucedían sus ataques de ansiedad. Siempre, y más esa semana que se habían hecho recurrentes.

Esa noche había sido su tercer ataque de la semana.

¿Y cuál había sido la razón? Simple, la razón llevaba un nombre y ese era Gunwook.

No habían hablado durante toda esa semana desde el encuentro que tuvieron, tan solo miradas por aquí y por allá, pero nada más lejos que eso. Era como si una barrera invisible creada por ellos mismos los separara.

Pero a pesar de no haber hablado otra vez, para Zhanghao el simple hecho de tenerlo merodear su lugar de trabajo y a sus cercanos le hacía sentir tan malditamente incómodo y por momentos nostálgico.

Su mente lo torturaba haciéndole recordar su pasado.

Cuando cerraba los ojos y deseaba descansar al lado de su esposo era donde las memorias de su juventud se reproducían en su cabeza, o cuando lograba quedarse dormido y tenía pesadillas donde volvía a ser el mismo chico indefenso de cabellos negros rodeado de un charco de sangre mientras aquellas mujeres se burlaban de él.

Esas pesadillas y recuerdos generaban sus ataques de ansiedad.

Es tan horrible sentir como el miedo se apodera de ti, solo puedes gimotear pidiendo que no sea verdad, la respiración se acelera y tu corazón bombea con fuerza. Todo dentro de ti se sacude, tiembla y se retuerce. No puedes pensar, esa nube espesa de recuerdos te consume y sientes un nudo en la garganta, pero no hablas, no puedes.

Zhanghao se hunde más y más hasta que Hanbin llega para abrazarlo, besarlo y distraerlo de sus recuerdos. Llega para salvarlo de sus pesadillas, de sus ataques, de su tormentoso pasado.

Zhanghao ama demasiado a Hanbin.

La puerta se abre y dos cabecitas se asoman por esta. Ren y Luhan se toparon con su mirada, el peliazul solo sonrió e hizo un gesto indicando que se acercaran.

―Buenos días...―Susurró Ren subiendo a la cama.

―¡Buenos días!―Luhan con una sonrisa traviesa exclamó.

Zhanghao sonrió y negó divertido, abriendo sus brazos para recibir a ambos niños. Con el movimiento se alejó del agarre de Hanbin, lo que despertó al mencionado.

Bostezó.―¿Qué pasa...?

Zhanghao se rió junto a los niños.―Tenemos visitas.

―¡Hambre, papi!

Ren y Luhan empezaron a quejarse por querer comida y mimos. Hanbin solo reía con el sueño aún presente en su sistema, y Zhanghao los miraba con adoración.

―Bien, ¡A levantarse!

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¡gracias por leer!

cenizas de un amor ✧ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora