Bakugo Katsuki lidia con una serie de homicidios y suicidios que únicamente tienen una única conexión que parece intocable.
Uraraka Ochako solo esta tranquila disfrutando de ver al nuevo pegarse en la trampa como una mosca en una telaraña, su telar...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A sus 14 años Ochako ya tenía clara una cosa en la vida, en el mundo donde vivía debería de tener dinero para sobrevivir y poder cazar. Lentamente se estableció como una meta en su vida.
Con 24 años ya conocía lo que era el dolor de perder a alguien que amaba por dinero y como era el corte del filo del papel.
A los 32 años solo sabía que debía seguir, estaba haciendo cosas, si eran buenas o malas no importaba, solo seguía sumergiéndose día a día en aquel mundo, subiendo por aquella escalera de cristal que le daba poder.
– Jefa...
La mujer miró a su subordinado más fiel, lo había salvado hace un par de años y desde entonces le juro lealtad de por vida.
– ¿Qué sucede?
– El trabajo ya está hecho.
– ¿Está todo limpio?
– Por supuesto, pasará como un homicidio por sustancias. Probablemente te citen como sospechosa.
La mujer asintió y revolvió la copa con vino que tenía en su mano.
– Buen trabajo, Sero. Puedes tomarte la noche.
El pelinegro saludo y se fue luego de eso, volviendo a dejar a la mujer sola en aquella gran oficina.
Miró la fotografía que tenía con aquel hombre, sonrió de lado.
– ¡Te lo buscaste solo Shinso! ¡Tú decidiste que tu futuro fuera la muerte!
Al dejar de gritar su voz rebotó momentáneamente, sonrió cuando todo el lugar volvió a quedar en silencio.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
– Ochako Uraraka, queda detenida como sospechosa de homicidio bajo abuso de sustancias ilícitas. Por favor acompañenos hasta la comisaria sin inconvenientes.
Un grupo policial interrumpieron y le cerraron a paso a la empresaria, quien iba saliendo del gimnasio, miró desinteresadamente al los hombres mientras uno de ellos le tiraba su bolso al piso y la esposaba por la espalda.
