Bakugo Katsuki lidia con una serie de homicidios y suicidios que únicamente tienen una única conexión que parece intocable.
Uraraka Ochako solo esta tranquila disfrutando de ver al nuevo pegarse en la trampa como una mosca en una telaraña, su telar...
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Bakugo solo sabía únicamente cinco verdades sobre Ochako Uraraka.
1. Era muy buena mentirosa.
2. Siempre se ocupa de hasta el último detalle.
3. Conoce perfectamente la psicología humana.
4. El dinero llena su vacío en la vida.
5. Alguna vez amo a alguien y salio perdiendo.
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- ¿Trajiste café?
- Lo tomas jodidamente dulce.
La mujer sonrió ante eso.
- A ti te gusta que sea dulce, dame azúcar para poder seguir siendo así.
Él bufo.
Desde hacía dos años que Bakugo visitaba periódicamente a Uraraka, llevándole favores sencillos que le pedía cada tanto, como café o algún postre para compartir entre los dos, generalmente mochi.
Se habían vuelto amigos, su relación había avanzado lo suficiente como para ya utilizar sus nombres de pila y que ella corriera a intentar abrazarlo cada tanto, a pesar de que eso terminase en un contacto físico bruto por las cadenas que tenía.
- La rata de mierda la cago en "Uravity".
- ¿Que hizo ahora? Le había dejado las empresas a Yaoyorozu.
- El idiota de mierda hizo una apuesta con otro idiota, terminaron en una pelea de mierda, Sero se llevó la peor parte por separarlos.
Ella lo vió con genuina preocupación en sus orbes marrones.
- La cara plana esta bien, solo tiene los codos llenos de una cinta de porqueria.
- ¿Y mi bebé?
- Le rompieron todo el bar de vidrio rosa y destrozaron una pared dorada con sangre.
La mujer gimió en frustración.
- Tengo que salir antes de tener cien años.
El hombre sonrió de lado y tomo un poco de su amargo café negro.
