En la secundaria, había tenido talleres que eran obligatorios. Sus dos mejores amigas se habían unido a carpintería y cálculo respectivamente; ella, en cambio, se unió a ajedrez, porque siempre había querido aprender a jugarlo.
En la preparatoria las cosas fueron ligeramente diferentes. Estaban los clubs, que no eran obligatorios, eran actividades voluntarias que los estudiantes podían escoger hacer unas pocas horas después de las clases.
No fueron tan populares porque la mayoría no quiso quedarse más tiempo en los terrenos de la escuela. Los únicos que tuvieron más fama fueron los deportivos, pero entre los de primer año, aún hubo muchas dudas. Entre su propio grupo, solo fueron tres que se unieron a un club ese año: ella, en el de lectura, Nat, en artes, y otra compañera que se unió a las porristas.
Los salones de los clubes se ubicaban en otro edificio aparte, pasando la cancha de baloncesto. A Anna le gustaban estas horas después de las clases: pocos alumnos, menor ruido. Y le encantaba el ambiente solitario que adquiría el edificio por la poca gente que había, la apariencia de que estuviera vacío y ser la única allí era emocionante.
Sus horarios de reuniones eran los miércoles y jueves. Compartió ese horario con varios otros, principalmente con los clubs que tenían su salón más cerca al de ella, pero los demás solo se reunían en otros días. Nat no compartió los mismos días que ella.
Caminando a través de la desolada cancha de baloncesto, se tomó el tiempo con calma y disfrutó de los rayos de sol que pegaban en su rostro. En estos días, el sol volvía a hacerse cálido, señal de que la primavera estaba a pocos días de regreso, la gente ya ni siquiera salía abrigada.
Al llegar al edificio, inició su recorrido para llegar a su área. Estaba casi hasta el fondo su aula, y siempre pasaba por los clubs de ciencias, ajedrez y fotografía, en ese orden.
Aunque ignoraba a los otros dos en su recorrido, le gustaba echar un ligero vistazo al club de ajedrez por la ventana, para recordar sus buenos tiempos en la secundaria, que no fue hace mucho, pero se sienten ya como de otro mundo. Ajedrez había sido su primera opción, pero al ver que había un club dedicado a la lectura, se decantó por ese. Leer también es algo que le gusta mucho, y pensó que le vendría bien un cambio.
Mantuvo una sonrisa fácil después de pasar y ver a los miembros jugar. Tal vez debería intentar hacer algún amigo allí, podría volver a practicar el juego.
Pronto, estuvo cerca del club de fotografía. Se acomodó su mochila mientras aceleraba el paso ya que significaba estar más cerca de su propio club.
Y lo vió.
Su primer instinto fue sonreír, pero era algo difícil por el shock de que el chico lindo caminara hacia ella.
Bueno, no exactamente hacia ella, solo venía desde la dirección contraria, y si no fuera porque su crush tenía su mirada completamente enfocada en una cámara en sus manos, se estarían viendo los rostros.
Anna se obligó a pensar rápido, a actuar. Primero, seguir caminando normal, como si nada, sería rarísimo que de pronto levantara la mirada y encontrara a una chica congelada observándolo. No, Anna era mejor que eso.
Actúa normal, casual. Solo estás caminando para tu club, solo son dos personas más yendo en distintas direcciones. Nada pasa aquí.
Y mientras su cerebro se encargaba de que su cuerpo luciera lo más natural posible, al mismo tiempo se preguntaba si la razón de la cámara es porque él pertenecía al club de fotografía. ¿Todo este tiempo estuvieron tan cerca?
Y al mismo tiempo de sus preguntas, también lo examinaba un poco más.
Es lo más cerca que ha tenido la oportunidad de verlo, aunque aún sean separados por unos metros que cada vez se reducen. Como todos los demás, ya no usa nada que lo cubra del ahora inexistente frío, llevando nada más que la camiseta blanca y pantalón negro del uniforme. Es un poco delgado, pero de hombros anchos, por lo que tiene una apariencia grande. Definitivamente es más alto que ella.
Y en serio que es muy, muy, lindo. Tan bonito.
Cielos, ya no puede evitar la sonrisa.
Casi chilla cuando él finalmente alza el rostro.
Pero Anna cree que no la vio, habiendo entrado inmediatamente al salón del club de fotografía. Es un alivio, porque la rubia creyó por un segundo que su corazón se iba a detener.
A salvo de los encantos del chico, se toma unos momentos para respirar profundo y calmar sus nervios.
Era tan lindo que hasta era peligroso. No, bueno, quizá solo era ella.
Una vez recuperada, sigue su camino. Y al pasar cerca del salón, mira disimuladamente por las ventanas, y de forma rápida, confirmando sus teorías cuando lo ve interactuando con los otros miembros con familiaridad.
Ahora sabe que está en el club de fotografía. ¿Cuáles serían las probabilidades ahora de encontrarse de manera natural?
Cuando se aleja, ella sigue sonriendo. Porque cada vez que lo ve, es feliz.
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Espontáneo ⚘ 𝘁𝗽𝗻
Fanfiction# RAYANN ⸻ Anna tiene un crush. No sabe como se llama, no sabe ni siquiera su edad, no tiene ni idea de en qué grado puede estar; sólo lo ha visto algunas veces por la escuela. No sabe nada de él, más que es atractivo, y sí, es suficiente para que s...