Cap 7

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La noche consumió por completo la ciudad, la luna era tapada por las grandes y grises nubes que contienen agua. Chishiya salio tranquilamente del anterior area de juego, completamente limpio y sin gotas de sudor.

Era un juego de diamantes, algo facil de completar por su inteligencia. Sus pasos se volvieron algo pesados al estar caminando ya por un buen rato, era muy de noche y tenia hambre.

Un trueno se escucho y sintio las gotas de agua caer lentamente por su cuerpo, apresuro su paso para volver al lugar donde se estaba hospedando mientras encontraba un lugar mejor. Llego al no tan grande centro comercial que estaba alejado de la area de juego donde estuvo, se dirigio unicamente a la area de camas, donde ahi dormia.

Se sento lentamente mientras quitaba sus zapatos, y solto un gemido satisfactorio al sentir sus pies completamente libres, agarro unas galletas a medio terminar que se encontraban en la mesita de noche al lado de la cama. Las agarro y metio una a su boca, triturandola rápidamente con sus dientes por el hambre que sentia.

Hace un dia exactamente estuvo en un juego de trebol, donde le llamo la atencion alguien en especial que participo en el juego.

Un pelinegro de tez blanca, casi como la nieve mas pura, sus ojos tan negros y rebeldes como la noche estrellada, y su maldita altura, mas alto que el. Un omega algo inusual.

Normalmente los omegas hombres eran de baja estatura, median alrededor de 160 a 165 centimetros, pero aquel omega media como unos 170 centimetros.

Pero bueno, mejor no dijo nada ya que el era mucho mas bajo que los alfas comunes.

Las mujeres alfas median 170 a 175, y los hombres alfas median 177 a 184. Las mujeres omegas median entre 157 a 163. Y los hombres omegas ya se menciono su estatura.

Ah, realmente aquel omega era tan hermoso.

Sacudio su cabeza para despejar los pensamientos que se habian colado. El hambre que tenia se esfumo tan rapido como habia venido, asi que dejo las galletas en la mesita de noche y se acosto en la cama dispuesto a dormir.

Las gotas caian con fuerza, la lluvia se escuchaba cada vez mas intensa que antes, los truenos aparecieron y se ilumino todo el centro comercial.

Chishiya mas que acostumbrado a eso, decidio por fin dormir, cayendo en un sueño profundo por su gran cansancio.






Pov Niragi.

Oh mierda, estoy jodido.

Completamente jodido.

Segui corriendo mientras sostenia el cuchillo con fuerza, que casi me lastimo los dedos. Heiya corria detras de mi, cansada de tanto correr.

—¡Heiya, por la santa mierda, corre mas rapido!— Grite desesperado al notar que Heiya se quedaba mas atras.

—¡Lenguaje, Niragi, lenguaje!— Me recordo Heiya, quien respiraba entrecortadamente mientras corria ya un poco mas rapido.

—¡Perdon! ¡Pero corre antes de que ese nos mate, por Dios!

Si, un maldito sujeto con mascara de caballo nos estaba persiguiendo por todo el maldito centro comercial. Las luces estaban verdes, por suerte. Las luces llevaban ese mismo color ya desde hace buen rato, y lo aprovechamos hasta cierto punto, hasta que aparecio este maldito caballo de mierda.

Los demas habian muerto, al menos mas de la mitad, solo quedabamos yo, Heiya, un señor mayor, y uno de nuestra edad. Solo los cuatro quedabamos.

—¡Ah, mierda! ¡Asi nunca nos lo quitaremos de encima! ¡Clavale una maldita flecha en la cabeza, Heiya!— Heiya asintió a lo que dije, el sujeto estaba ya un poco alejado de nosotros, solo con un cuchillo en mano para apuñalarnos.

Heiya apunto a la cabeza de ese tipo con la flecha ya puesta en el arco, y disparo. La flecha le dio justo en la cabeza del tipo, que cayo al suelo en un fuerte estruendo, muerto y con sangre saliendo de la cabeza.

Ambos pudimos respirar mas tranquilos, recupere poco a poco el aire que habia perdido, y Heiya estaba sentada en el suelo, descansando por el esfuerzo fisico que hizo.

—Ah, Niragi... Solo... Solo tenemos que sobrevivir dos personas... Y quedamos cuatro...— Dijo entre jadeos Heiya.

Es cierto, solo dos podían sobrevivir, y quedamos cuatro.

Entonces...

Tendremos que matar a los otros dos que sobran...

Si quiero sobrevivir, tengo que hacer sacrificios, aunque eso significara manchar mis manos con sangre no mia.

Aprete el cuchillo entre mi mano con fuerza, me voltee aver a ambos jugadores restantes, quienes estaban descansando en el suelo lizo y blanco.

No quiero hacerlo, pero quiero vivir.

Heiya ya mato a alguien, pero se ve tan tranquila ¿Sera lo mismo conmigo si mato a esos dos hombres?

Dude un poco antes de decidir que hacer.

Me acerque corriendo hacia los dos hombres, con el cuchillo frente de mi, listo para matar al mas viejo.

Como el señor estaba sentado, tuve mas ventaja en eso, y lo tumbe por completo, subiendome a su regazo para inmovilizarlo por completo. Lo apuñale repetidas veces, sus gritos de dolor se escucharon por todo el centro comercial, haciendo eco y sonando mucho mas aterrador. La sangre escapaba de las profundas cortadas que le hice, hasta que murio.

Me levante de su cuerpo muerto y me dirigi hacia el otro, que temblaba mucho por la sangrienta escena que vio. Solo hice lo mismo que hice con el anterior, lo apuñale hasta que muera, sin importarme sus rogaderas y gritos.

Avente el cuchillo hacia la pared, asustado por lo que acababa de hacer. Mate a dos personas solo para sobrevivir en este lugar de mierda.

Intente controlar mi miedo, levantandome para caminar hacia Heiya, quien miro todo sin expresion alguna.

—Vamos, salgamos de aqui.

Seguimos caminando, tenia miedo de mirar atras y ver los cadaveres de las personas que habia matado con mis propias manos.

Mis pasos se volvieron un poco rapidos, Heiya me seguia el paso de la misma manera. Sentia mi cuerpo sudar, el sudor de mi frente caia de manera lenta y con mi brazo limpie mi frente.

Llegamos hacia la salida del centro comercial, habia estado lloviendo desde hace un buen rato. Frente a nosotros estaba la carta del 3 de corazones, la agarre y la guarde en mi bolsillo izquierdo del pantalon.

—Volvamos a la tienda.

Nos mojamos con la lluvia en el trayecto del camino, la sangre que estaba en nuestro cuerpo se limpio un poco al estar nuestra piel mojada. Llegamos a la tienda y rapidamente entramos al notar que pronto la lluvia se haria mas fuerte.

Nadie dijo nada, solamente dormimos.

En bordeland - NirashiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora