Capítulo XV - XVl

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Capítulo XV

- Ha sido muy amable de que nos invitara a venir a tomar el té - le dijo Eliza a Imra

La señorita Eliza era un mar de lana. El vivo retrato de una dulce ancianita. Miraba a su alrededor con expresión radiante: a Lex con su bien cortado traje oscuro, a Clark, que le ofrecía unos sándwiches con una sonrisa encantadora, a James con su chaqueta vieja a cuadros, junto a la chimenea, miraba malhumorado al resto de la familia.

Por otro lado, Lena estaba sentada al lado de la señorita Eliza y no le quitaba el ojo de encima a Kara, que iba de un lado a otro ofreciendo dulces, sándwiches y sirviendo el té. Kara, de vez en cuando, miraba a la inspectora y le regalaba una pequeña sonrisa que era correspondida de inmediato.

Eliza miró a Imra.

- ¡Que hermosa casa tienen ustedes! Y con tantos objetos preciosos. Estos bronces me recuerdan algo que mi padre compró en la exposición de París. ¡Que satisfacción para usted tener la compañía de sus hermanos! Hay tantas familias dispersas. -

- Dos de mis hermanos viven en Londres -

- Esto es muy agradable para usted -

- Mi hermano James es pintor y vive en Ibiza, una de las Islas Baleares -

- Los pintores son muy aficionados a las islas ¿verdad? -

Miró a James con gesto de ligera desaprobación.

- Háblenos de la infancia de Kara - dijo James

Eliza sonrió encantada.

Lena se puso tensa por el interés de James hacia Kara y Eliza le dio una palmaditas en el muslo.

La señorita Eliza se  enfrascó en los recuerdos de la infancia de Kara, y de estos pasó a sus propias experiencias en el pueblo.

La narración de estos recuerdos fue interrumpida por la entrada de Brainy y los chicos, empapados y sucios, a consecuencia de su entusiasta exploración en busca de pistas. Sirvieron el té y en aquel momento llegó el doctor MonEl, que frunció ligeramente el entrecejo al mirar a su alrededor después que le presentaron a la anciana dama y a su cuidadora.

- Espero que su padre no se sentirá indispuesto -

- ¡Oh no! Únicamente se sentía fatigado -

- Para evitar las visitas - señaló Eliza con una sonrisa de complicidad

- Le ruego que no crea... - empezó a decir Imra, pero James la interrumpió:

- Siempre toma el té en el despacho cuando vienen sus queridos hijos ¿no es cierto, doctor? -

MonEl no respondió

- Siempre pienso que la vida del médico es tan noble y abnegada - comentó Eliza

- ¡No debe conocer a muchos médicos! - replicó el doctor - Nos llaman sanguijuelas y a veces lo son. En todo caso, ahora nos pagan, el Estado se cuida de que así sea. Nada de enviar facturas de honorarios que uno sabe que no se abonarán nunca. El inconveniente está en que cada paciente quiere ahora "sacar del Gobierno" todo lo que pueda y si la pequeña niña tose dos veces durante la noche o el pequeño niño se comió un par de manzanas verdes, el pobre doctor se ha de levantar de la cama a medianoche. ¡Oh que rica está la tarta señorita Edge! -

- No es mía. Es de la señorita Zor-El -

- Usted las hace tan buenas como ella - declaró el doctor con lealtad.

- ¿Quiere ver a mi padre? -

Imra se puso en pie y el doctor la siguió. La señorita Eliza los observó cuando salían de la habitación.

4.50 from Paddington (adaptación supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora