Desorden

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Fyodor llevaba cinco días internado.

El primero fue cuando Sigma lo encontró y con desespero lo llevo al hospital

El segundo estuvo con Nikolai y Sigma jugando cartas toda la tarde

En el tercer día Nikolai había ido a su casa a traerle algunas provisiones.

En el cuarto día Sigma había vuelto a ir a verlos, jugaron otro rato juegos de mesa, dónde había ganado Fyodor nuevamente

El quinto día era este, eran al rededor de las dos de la tarde. El sol entraba con gran esplendor a través de la ventana.

El demonio y el payaso de la DOA se encontraban en una plática cotidiana

— Dost-kun, ¿Qué se hace en el lecho de muerte de las personas?

— ¿Estás insinuando que me voy a morir, Nikolai?

— No aún.. no aquí, no crea que soy un inculto que no sabe que hacer con las personas que están a punto de morir sin embargo me interesa saber que es lo que piensa o acostumbra usted.

— Ahora que lo pienso, no lo sé, nunca he estado con nadie importante como para que me importe su muerte.

— Piense un poco, Dost-kun

— Supongo que leerles algo estaría bien.

— Está bien para usted porque es un amante de la literatura clásica. Pero para otro tipo de personas que no les importa ni en lo más mínimo como pueden acabar las novelas solo traerá adelanto a su muerte leerles.

— ¿Entonces para que me preguntas?

— Nada mas.

Nikolai se acercó a dónde había colocado los libros que le trajo a Fyodor y empezó por leer una de las sinopsis, se acomodo a un costado de la cama de Fyodor, atenta y torpemente recitaba los párrafos

— Otra vez, Nikolai, ¿Estás insinuando que voy a morir?

— Relájese, Dost-kun — dijo para empezar a acariciar las raíces de Fyodor.

Después de leerle por unos minutos, minutos donde su lengua se entorpeció por las extravagantes palabras que tenían la novela que escogió, paro su lectura y se concentro solo en acariciar el cabello de Dostoievski. Estaban juntos en un armónico silencio, hasta que el ruso lo rompió.

— Kolya, no pienses tan mal de mi, realmente no soy muy desordenado, cuando Fukuchi me da unas vacaciones mi pequeño rincón no tiene ni un grano de polvo, deberías verlo.

— Mmm Dost-kun, tendría la certeza si usted me hubiera invitado a tomar café y a jugar cartas, pero como no lo hizo, permítame dudar de usted.

— Supongo que tendré que invitarte un día de estos para que dejes tus sospechas, te sorprenderá lo ordenado que llegó a ser.

— Lo esperaré con ansias, aunque, para ser sincero, supongo tiene usted una gran afición con el orden, me basto ver cómo de ordenado tenía su closet para saberlo.

— Cuando tenga vacaciones daré una buena limpiada y compraré algunas cosas para que tú visita sea cómoda. Eso sí no muero antes. — el ruso hizo una pausa para mirar fijo al bufón y que el bufón lo mirara fijo a el, Dostoievski empezó a hablar con cierta decepción y entre suspiros — Kolya, estaba ilusionado por tus próximos intentos de asesinarme pero ya no has intentado nada.

— Que audaz forma de cambiar el rumbo de la conversación. En parte tiene razón, Dost-kun, pero la verdad es que todos estos días se me han ocurrido diferentes maneras de asesinarlo, aunque claro, termino no haciéndolo porque usted se encuentra indefenso y débil. Esposado en aquella camilla.

Formas de matar a Fyodor || FYOLAIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora